Por Andrés Castañeda

En el año 2006 Dj Ducke organizaba fiestas clandestinas plagadas de pesados sonidos electrónicos en su natal Popayán y muy dentro de sí sentía el fuerte deseo de ceder a sus fetiches más personales de un modo más abierto, sin embargo para dejar salir ese alterego femenino tan intimo hacía falta mucho valor; un valor que afloraba momentáneamente camuflándose en las mágicas noches de Halloween en las que todo se perdona.
Un año después en Buenos Aires, Argentina, luego de abandonar una Maestría en Diseño en la Universidad de Palermo, la fuerza necesaria para liberar ese alter ego tendría un gran impulso; un día llegó a sus manos un volante sobre una fiesta gótica de dominatrices, sin pensarlo dos veces saco a relucir sus amados corsés y su otro yo femenino a través del BDSM o sexo alternativo (Bondage, Dominacion, Sadismo y Masoquismo), llevándole dentro de dicha fiesta a una sesión como esclavo de dos dominatrices (Asi y Mistress Patricia) en un show en vivo. Días más tarde en una fiesta de Halloween, este singular dúo le invitaría al FICE 2007 (festival internacional de cine erótico), donde luego de obtener como dominatriz 3 premios al mejor show decide dejar el miedo a un lado y dar paso a lo que sería Ladyzunga, DJ performer.
Viviendo en Pasto ya había perdido un trabajo por ir a la oficina vestida de enfermera en día de Halloween, pero eso no le amedrentó. La primera vez fue en la fiesta de grado de un amigo; después de tocar toda la noche salió a las 5 am bajo su alterego femenino con un público psicoactivado que la observaba perplejo luego de ver su performance. En un comienzo no tuvo un nombre fijo, este cambiaba de una fiesta a otra según el tema de moda en la noticias de la TV, un día podía ser Inversionista ARFE, al otro una Esposa de“traqueto” e incluso Mama Noel en una fiesta navideña organizada para recoger juguetes para los niños; nombres acompañados de vestuarios oscilantes entre el ciberpunk, el trash, el cabaret y las pin up. Tanto cambio la llevo a acercarse al bizarrismo de la cantante peruana La Tigresa del Oriente que tanto le divertía, transformándose en La Tigresa DJ perfomer, una forma primigenia de lo que hoy es.
Ni Drag Queen, ni travesti, ni transformista, ni transexual. Simplemente Ladyzunga; o como ella misma dice “Soy lo que me gusta y lo que muestro. No me gusta etiquetarme en nada. Soy algo y el que me quiera conocer esta bienvenido”. Los gustos son para compartirlos, aunque en su caso se trata más bien de fetiches, fetiches por la música, por el sexo, la ropa, los tacones, los corsés… un conjunto de aficiones a veces contradictorias entre sí pero en medio de los cuales se deconstruye como un ser humano real, diferente no por un sentir consciente sino natural.
“soy una mujer con corazon hardcore y sentimientos de hombre”
Se llama Ladyzunga precisamente por eso, ni nació como una lady y de zunga no tiene nada, más bien se trata de un pequeño universo humano donde es Dj perfomer; dominatriz profesional, experta en BDSM o sexo alternativo (Bondage, dominación, disciplina, sumisión, sadismo, masoquismo); diseñadora gráfica; fotógrafa; especialista en postproducción de imagen, audio y video, y ex practicante de skateboard y patinaje extremo. Un universo rico en experiencias que ha tenido etapas de formación bastante disímiles.
Desde los 12 años su cuna musical se caracterizo por el hardcore, Iron Maiden, la música electrónica y las compilaciones de maquina total e incluso algo de techno rave, una música difícil de conseguir en Popayán a principios de los 90. Su otra gran pasión, el sexo, tuvo unos pequeños atisbos a los 8 años cuando se amarraba y hacia nudos para sentir placer; al mismo tiempo cultivaba el gusto por la ropa femenina y se convertía en un furtivo ladrón de tangas; gustos que ya en la pubertad se habían convertido en fetiches habituales; lo interesante de todo esto era que no existían atisbos de homosexualidad o amaneramientos latentes. Pero tanto la música como las prácticas sexuales eran caminos paralelos sin relación alguna, aun faltaba mucho tiempo para que todos sus fetiches se unieran en un todo llamado Ladyzunga. Fue en el año 92 cuando vio por primera vez a un dj en un video de una banda mexicana que rotaba en TV Cable, ese día supo lo que quería hacer.

Aprendió a pinchar y mezclar viendo a otros DJ en las fiestas, practicaba en casa de varios amigos como Hugo Toshiro, Alvaro Grijalba (DJ Dhago), Alex Castillo pero especialmente en la de Juan Andrés, quien tenía las tornamesas Technics SL 1200 MK II. Sin embargo, en un principio la recursividad sustituyo el hecho de no poder practicar con los equipos adecuados, es por ello que cuando quiso hacerlo en casa tuvo que adaptar empíricamente el equipo de sonido de su papa. Luego vendrían las fiestas y un aprendizaje visual y empírico en donde al no tener los dos tornamesas se trabajaba con uno solo acompañado de una casetera. Ya puestos en gastos fundó la emisora de su colegio (Champagnat) y hasta experimentó con la radio pirata en un fin de semana que se llevo a la casa el aparato de transmisión.
Sus dj set están habitados por sonidos pesados permeados de músicas no comerciales y de vanguardia donde el formato es lo de menos, una sinfonía electrónica donde retumban los Chemical Brothers, Prodigy, Petra Flurr, Bill Youngman, Derrick May, Front 242, Hellfish, Jeff Mills, Micropoint, D. A. F., Afrika Bambaataa y un complicado arsenal de géneros como el Frenchcore, Hardcore, Techno, Industrial, EBM, Electro Step, Drum’n’bass, Breaks o géneros comerciales como el Deep House, el Electro-clash y el Electro pop que han dejado atrás el pudor en unas letras que demuestran actitudes transgresoras. Un dj set que pega perfectamente en una sencilla fiesta hardcore, un Bogotrax, un Gay Parade en Armenia, un Techno Conference en Medellín o una fiesta clandestina donde el público del momento es el determinante de lo que se pinche.
Es recurrente asociar a personas como Ladyzunga con la escena gay, pero nada más lejos de la realidad; su expediente musical la aleja de un público al que la sola pesadez de sus dj set le rechina, además del hecho de que el publico gay está más cercano a los géneros populares y comerciales que están a años luz de la sofisticación que la envuelve. Una distancia acentuada por su fuerte atracción hacia las mujeres, donde cada novia se ha convertido en una fan más.
Para una persona como Ladyzunga la vida no tiene pierde, esta fanática de los tacones (unos 30 pares), lectora de ocultismo, amante de películas tipo Salo o los 120 días de Sodoma y fanática de los Chemical Brothers y Dj Sonico le alcanza el tiempo para el video experimental y el performance con el Colectivo Los Vicionarios y desarrollar una propuesta de ecodiseño ciberpunk kitsch con su empresa de accesorios Chéchere. Una mujer con corazón hardcore y sentimientos de hombre que sin pretender camuflarse en una tribu urbana solo busca ser… “Soy lo que está muy en el fondo y pocas personas muestran”.

[…] Publicación original en Revista Sono […]