Kevin Khatchadourian, sin puntos medios.

Por Manuel Estévez.

El inexpresivo rostro de Eva y el rostro lleno de rencor de Kevin. Fotografía cortesía Cine Colombia.

La directora escocesa Lynne Ramsay nos presenta su película ‘Tenemos que hablar de Kevin’, seleccionada en el Festival de Cannes el año pasado. Un profunda radiografía de miedos, fobias y psicosis enmarcada en los deseos inconclusos de una madre por obligación (Tilda Swinton), la básica personalidad de un padre sin carácter (John C Reilly) y la tenebrosa conjugación de todas estas falencias en un hijo narcisista y maniaco (Ezra Miller).

Esta es una película de contrastes. De ruido y silencio, de suciedad y limpieza, de rojo y pastel. Una excelente pieza cinematográfica de terror psicológico que analiza detenidamente fobias que seguramente la directora estudio y logra incomodar al espectador para luego cuestionarlo acerca de su propia existencia y actos. Una película que en mi concepto puede llegar a ser de culto del género por sus escenas y ambientes bien logrados.

La música es un compilado de tranquilas piezas folk de los sesentas que contrastes de manera algo sicópata con toda la fuerza de lo que se ve en pantalla. El manejo del silencio y el contraste con el ruido y la música incidental es magistral y juega parte importante en la tensión que la película maneja.

Estás es una película bien actuada, dirigida y hecha. Es directa y logra hacer pensar y reflexionar sobre el complejo universo de la psiquis humana y sus lugares más recónditos.

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