Por Manuel Estévez

Carolyn Carlson, es una bailarina y coreógrafa norteamericana que ha trabajado desde 1965 en distintas compañías. Sus piezas abstractas están diseñadas para que sean más una pieza de poesía de libre interpretación que una historia narrada. Está en Bogotá con su montaje ‘Tigres en la casa de té’, la cual es un encuentro entre oriente y occidente, en una combinación de danza, cultura y artes visuales, que se presenta mañana en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, en una función única.
Ayer tuve la bonita oportunidad conversar con ella llegar al teatro la vi y fue muy amable conmigo desde el principio. Hicimos la nota en el Café Gaitán, hablamos de budismo, danza, teatro, arte y muchas cosas interesantes. Me contó como siendo budista había tenido la oportunidad de bailar para el Dalai Lama y como este se expresaba siempre con una sonrisa. Me contó su admiración por los orientales y como a pesar de sus múltiples dificultades siempre tenían una sonrisa en el rostro. Prefiere llamar a su arte poesía visual en vez de danza. Le gusta la literatura latinoamericana y el “calor” que tenemos al bailar.
La transcribimos y también la presentamos en audio, no nos podíamos quedar sin mostrarles el hermoso saludo que nos dio al final de al entrevista.
Manuel Estévez ¿Quién es Carolyn Carlson?
Carolyn Carlson Podría escribir un libro acerca de eso. Soy una persona, tengo un corazón y soy especial por ser una artista, realmente todos somos especiales, me preguntaste algo un poco complicado. Soy un mito, he hecho muchas cosas que son conocidas en muchos países, soy igual a cualquiera, con corazón y sentimientos, pero en todos estos años he aprendido a ver el mundo a través de la poesía y no llamo a mi arte danza sino poesía visual. Leo mucho y adoro sus escritores colombianos como García Márquez, me inspira bastante la literatura.
ME ¿Qué más inspira su trabajo?
CC Botero (risas). Soy muy visual, mi corazón viene a través de mis ojos. Siempre me han inspirado pintores, artistas visuales, la música, me gustan cosas que me mueven dramáticamente, me interesa la condición humana. El libro ‘Cien años de soledad’ me marcó de por vida, me gusta el hecho que Márquez trabajan en imágenes como Borges y su ‘Biblioteca circular’. Soy una gran lectora y disfruto mucho leer y pintar y por supuesto bailar.
ME ¿Cómo escoge la música para sus obras?
CC Tengo la opción de usar casi siempre música original. En la obra Tigres en la casa de té, fue genial trabajar con el compositor John Boswell, quien es inglés pero vive en Francia, trabajó en el estudio cada día por 2 meses y pudimos combinar la música con la coreografía. Siempre prefiero usar música original, cuando no se puede me gusta seguir una línea, adoro a Phillip Glass, Gavin Bryars, ese es mi mundo, la música minimalista es como las olas y podemos ir sobre las olas como queramos, sin tener melodías muy fuertes.
ME Desde mi punto de vista usted mezcla experimentación con clasicismo ¿Qué opina de mi concepto?
CC No estoy de acuerdo, no pienso en clásico. Es curioso que empecé con ballet cuando era pequeña, soy más purista que otra cosa. Voy por el gesto único, que es descubierto de forma espontánea, es más la palabra puro que clásico, es importante para mi trabajo no contar una historia, lo importante es hacer un poema y que cada persona haga su interpretación. Ahora estoy trabajando en un proyecto con el artista Mark Rothko, sus últimos trabajos, azules y rojos, blancos y negros, campos de color con secciones borrosas en la mitad, son sólo colores al entrar en la habitación, algo muy simple. Se parece a mi trabajo, ya que sin importar que tan abstractas son las piezas siempre están buscando emoción y percepción, lo cual es un don de los coreógrafos, expresar sin ser literales.
ME ¿Qué aprecia en un coreógrafo?
CC Que mueva a la gente, que muevan su corazón e imaginación. Recuerdo mucho a Pina Bausch, me gustaba mucho, empezamos a trabajar juntas y la extraño terriblemente. Pina era fantástica trabajaba con la humanidad. Éramos muy distintas yo soy muy cósmica y ella era bastante realista, tenía un gran corazón y te hacía llorar, reír y luego te sacudía, hizo grandes cosas como coreógrafa. Es difícil para mí seguir pasos puros, no me mueve, depende del coreógrafo que lo haga, hay buenos talentos en Bogotá y es que ustedes tienen ese “calor” (risas), son muy dinámicos y poderosos.
ME ¿Qué podemos esperar de la obra ‘Tigres en la casa de té’?
CC Yo no la llamo una obra la llamo una experiencia. Sigo el Budismo Zen hace 40 años y me interesan muchas tradiciones venidas del oriente, en mi clase del 2005, tuve un estudiante sur coreano, otro japonés y otro de China, grandes bailarines y pensé que había que hacer una pieza con ellos. la puesta es un encuentro entre oriente y occidente. De estos bailarines sólo queda uno de los originales. La pieza se hizo con los bailarines, usando sus memorias hay un movimiento de manos tomado de la forma en que escriben su caligrafía, era algo que yo no podía coreografiar. Además tenemos un hermoso set de caligrafías orientales por un artista visual. Otra cosa es que me gusta empezar de cero con todos los elementos originales, eso hace la pieza única.
ME ¿Cuál cree que es el futuro de la danza contemporánea?
CC Lo he contestado muchas veces, le digo que no lo sé. En el ballet es muy fácil llevar las cosas en lo contemporáneo cada quien tiene una visión propia de cómo hacer las cosas, cada coreógrafo toma su propio camino. Yo mantengo mi camino místico y mi sueño y cada uno tiene una dirección distinta.
ME ¿Qué mensaje quisiera darle a la gente que va a leer esta entrevista?
CC Que deben ver el espectáculo. Sería maravilloso que la vieran, llegaran como páginas vacías y no tengan que entender nada sólo abrir sus mentes. Vengan.
Esperen próximamente el especial de Revista Cultural Sono sobre la clase magistral que dictó Carolyn Carlson en Bogotá.
Agradecimientos a Amanda Talero.
