Daniel Bonilla
Fotografía Gina Navarro
Si usted no estuvo allí, no sabe de lo que se perdió. Usted seguramente ha estado en otros conciertos de las 1280 Almas, en Rock al Parque, en algún bar, en algún parque de la ciudad, pero nunca en uno como el que tuvo lugar el pasado 29 de septiembre en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, en el que lanzaron su más reciente trabajo discográfico Pueblo Alimaña y celebraron por todo lo alto sus veinte años de historia musical.
Fue una noche especial por donde se le mire. 27 canciones, casi tres horas de música y un recorrido por toda su discografía, con más paradas en Changomán y Sangre rebelde, y tocando íntegro Pueblo Alimaña, cuyas canciones fueron apareciendo en el concierto prácticamente en el mismo orden que conservan en el disco, con excepción de Animalito que abre el trabajo pero que llegó casi al final de la presentación.
Las Almas sorprendieron con una puesta en escena nunca antes vista, con apoyos visuales proyectados en una gran pantalla al fondo del escenario; explosiones de papel brillante en la canción Hombre Bomba ; Fernando del Castillo con cambios frecuentes de camiseta, Alimañito, la mascota, bajando del techo de la tarima a la manera de un Eddie muy a la colombiana en el momento que sonó Animalito. También la banda contó con un coro femenino invitado y la compañía, en los teclados de soporte en las canciones de onda reggae, de Juan Sebastián Monsalve, quien, recordemos, fue el productor de Sangre rebelde. Un gran show de regalo para todos los fans, para aquellos que están desde el comienzo, los que se han ido sumando por el camino y, por supuesto, para los que recién llegan. Cosa bonita fue ver en las sillas del teatro a niños de 10 o 12 años, acompañados de sus padres y cantando a pulmón todas las canciones.
Por si fuera poco, la tarima del Jorge Eliécer Gaitán también sirvió para presentar en sociedad al nuevo baterista Camilo Bartelsman, joven virtuoso que ha desfilado por los sonidos del jazz, el funk y la música latinoamericana, y que llegó para cubrir la ausencia de Juan David Rubio, otro de esos talentos al mando de los tambores que recién salió del país gracias a una beca de estudios.
En el intermedio programado se presentó Control Psicótico, una banda cuya propuesta involucra el hard techno, el hip-hop y una fuerte carga social en sus letras. Hicieron honor a sus padrinos en esta ocasión cerrando el interludio con una versión de Rata muerta, esa pieza de punk grabada para el disco Aquí vamos otra vez, pero que en esta ocasión fue filtrada por los sintetizadores sin perder nada de su potencia.
Noche perfecta en la que además hubo venta de discos y camisetas, flashes, tuiteros encarnizados mostrando su felicidad por hacer parte de esta celebración de la amistad entre el grupo y su público. Lágrimas, baile, gritos de ¡Alegría! y puños izquierdos arriba, esa señal que ya es insignia reconocible de las Almas y sus seguidores. No muy lejos del teatro, en un bar cercano, tuvo lugar el remate y allí todos fuimos amigos de nuevo al calor del baile, la cerveza y las conversaciones entrañables con Fernando y Juan Carlos.
Gracias a las 1280 Almas por ser artífices de esta nueva felicidad compartida. Felices ellos por un público que los sigue con fidelidad religiosa, felices nosotros porque gracias a ellos, parafraseando a Hemingway, Bogotá fue esa noche una interminable fiesta.
Programa
1. La ruta del venado
2. Sin remitente
3. Monstruos
4. Surfeando en sangre
5. El lecho del río
6. Flor de insumisión
7. Soledad criminal
8. Antipatriota
9. Hombre bomba
10. Huellas en la arena
11. Zona de candela
12. DHZ (Derechos Humanos para los Zombis)
Intermedio: Control Psicótico (Banda invitada)
13. Tu sonrisa
14. Bajo la lluvia
15. Incendio y saqueo (versión de Burnin’ & Lootin’ de Bob Marley)
16. Te veré allá afuera
17. La cintura del Pacífico
18. Bombardeando
19. Infiltrados por el terrorismo
20. Sangre Rebelde
21. Rockeros muertos
22. Los planetas
Encore
23. Animalito
24. La 22
25. Changomán
26. El diablo
27. Por ti
