Por Manuel Estévez

Le llevo escuchando toda mi vida a mamá la siguiente frase: “No hay nada como Sean Connery, el original”, cuando ya tuve uso de razón respondí “Me gusta más el humor de Roger Moore”. Esta disputa se vive cada determinado tiempo en la cocina del apartamento de mi progenitora. Y si, son 50 años de la aparición del agente secreto más famoso de la historia, desde el ‘Dr No’ hasta ‘Skyfall’. 50 años de promiscuidad, licencia para matar, Martini agitado no revuelto, ingeniosos y mortales artilugios y sobre todo una fiel fanaticada construida por la saga más longeva de la historia del cine.

Esta historia de espionaje e intriga internacional fue creada por el escritor Ian Flemming y producida para el cine por Albert Brocolli (Cuya familia desarrollo el vegetal que lleva su nombre), y se ha llevado a la pantalla en este medio siglo a través de 23 películas oficiales, no son tomadas en cuenta como la primera versión de ‘Casino Royale’ ni ‘Nunca digas nunca jamás’, realizadas, la primera para televisión y la segunda por una productora alterna. Cada uno de los actores que lo ha personificado le ha dado un toque personal como la dureza de Connery, el humor de Moore, el matrimonio de Lazemby (terrible aceptémoslo), la falta de porte de Dalton (también aceptémoslo), la picardía de Brosnan y la violencia de Craig.

Hay muchos momentos memorables en la saga, por ejemplo cuando Connery retoma el personaje, luego de fracaso de Lazemby, e inicia su venganza contra los asesinos de su esposa; la icónica salida del mar de Ursula Andress; ‘Mandíbula’ mordiendo al tiburón; la muenda que le dan a Daniel Craig en ‘Casino Royale’; el salto en espiral del carro en ‘Operación Thunderbolt’; el chaleco volador de Connery, muchos, que marcaron a todo un mundo, con el universo de James Bond.

En cuanto a los villanos sin duda mi favorito fue Blofeld, con su figura enigmática, su gato y su longevidad ya que intervino en 4 películas y además inspiró a villanos como el Doctor Garra del ‘Inspector Gadget’, Dr Evil de ‘Austin Powers’ o el Barón Greenback de ‘Danger Mouse’. Luego destacaría a Goldfinger y la eterna polémica si uno se muere si lo cubren completamente de oro; Francisco Scaramanga (Christopher Lee señores), el hombre del Revolver de Oro; la ludopatía y tics de Le Chifre y obviamente la relación amor y odio con el eterno ‘Mandibula’, digo eterno por que hasta se cayó del espacio y no le pasó nada. Es de resaltar como sus enemigos han cambiado según el vaivén político y social, recordemos que en ausencia de cortina de hierro, a Timothy Dalton no le quedo más remedio que enfrentar a un narco colombiano y como en su última entrega ‘Skyfall’, el enemigo encarnado por Javier Bardem es un ‘Hacker’. Pero casi siempre megalómanos locos que al frente de poderosas organizaciones buscan destruir al mundo.

Las bandas sonoras ocupan un lugar de privilegio en mi gusto. Monty Newman, autor de la banda sonora, Shirley Bassey y su increíble Goldfinger, Paul McCarney con la potente Live And Let Die, mi favorita ‘Nobody Does it Better’ de ‘Los Diamantes son eternos’ de Carly Simon (Versionada alguna vez por Radiohead), Duran Duran y ‘En la mira de los asesinos’, Tina Turner con su ‘GoldenEye’ (escrita por The Edge y Bono de U2), ‘El mundo no basta’ con los fantásticos Garbage y la sensual  ‘Muere otro día’ con Madonna. Cada canción dio un estatus de artista Bond a su compositor o interprete y es considerado casi un premio estar en la presentación de cada película.

En ‘Skyfall’, Daniel Craig, nuestro actual agente secreto es un tipo duro y que le ha tocado aprender a los golpes, ya no trabaja en el Servicio Secreto Inglés sino en M16, organización al comando de M (Judy Dench). El nuevo Q (proveedor de artefactos letales) es un chico con pinta bien Hipster. Y ya no se combate a plomo limpio sino más en el terreno de la electrónica. Raoul Silva (Javier Bardem) es un villano ambiguo en su sexualidad y que recuerda al Jocker de Batman en varios aspectos. Bérénice Marlohe y Naomi Harris, aportan como las chicas Bond de la historia. Todo esto con la constante que Bond lleva 50 años salvando el mundo sin despeinarse.