CONSPIRACIÓN Y PODER, UNA REFLEXIÓN GLOBAL DESDE LO PARTICULAR

Por Redacción Sono

@Revistasono

Existe una frase que alude que un periodista que no es crítico es un relacionista público. Esto en principio es cierto pero tiene peligrosas aristas ya que una cosa es ser crítico imparcial y otra diferente es dejarse nublar por este deseo de cambiar el mundo o transformar las ideas propias en verdades absolutas. Hoy en día gracias a internet cualquiera es libre crear un sitio informativo para decir lo que quiera, la fuentes han desaparecido por la teoría de que la información es libre y al mismo tiempo hay mucha gente a a expectativa de los errores que otro cometa. Para los medios el escándalo es fuerte importante para lograr lectores, algunos lo han adoptado como su modus vivendi. 

‘Conspiración y Poder’ presenta el drama basado en hechos de la vida real de un grupo de periodistas y su lucha contra el sistema al denunciar un hecho de corrupción relacionado con el Presidente de Estados Unidos que creyeron legítimo y luego se giro en su contra. La película se para aparentemente del lado del periodismo pero realmente deja un lugar para la duda y uno nota los errores que cometieron instantáneamente: confiar en fuentes dudosas, no confirmar 100% con los expertos, no hacer una mínima investigación de tipos de letras y basarse en informaciones no confirmables. La sociedades actuales no son muy diferentes en todo el mundo: godas, foristas agresivos escondidos detrás de su computador, manejos desde el poder y la convicción de que todo aquel que pretenda romper lo establecido es un alarmista o un terrorista. El mundo actual opina, escribe y participa de los medios de comunicación.

Los protagonistas Cate Blanchett y sobre todo Robert Redford presentan muy buena actuaciones como Mary Mapes y Dan Rather, productora y presentador del programa ’60 Minutos’ de la cadena CBS. Son personajes que exponen su vida íntima, su hogar, su naturaleza, al tiempo que presentan su faceta como investigadores y profesionales. Redford realiza un trabajo sólido, al estilo clásico, como es el formato general de esta película. Randy Quaid y Topher Grace cumplen bien en sus papeles secundarios.

Esta historia está basada en el libro escrito por Mapes y tiene como director a James Vanderbilt, en su primera experiencia en este cargo. Como guionista y productor tiene bastante experiencia, ha trabajado en películas como ‘Zodiaco’ y ‘El Sorprendente Hombre Araña’.

La película cae por momentos en dos dificultades. El primero la falta de sorpresa que tiene para un espectador informado contar un hecho real, esto se suaviza con las partes en las que se presentan los dramas personales de los personajes y se hace un delineamiento mas o menos cuidadoso de sus personalidades. El segundo es que aunque el periodístico/docudrama es un género de moda en el cine, incluso en las candidatas a la Academia, no es para todo mundo. Sin embargo, expone de manera abierta los hechos acontecidos en las elecciones presidenciales de 2004 y en el caso de los documentos Killian. El tema es tan delicado que inmediatamente hace que el espectador se ponga del lado de la película. Uno revisa las reseñas sobre la misma y están supremamente divididas, las visiones son tan variables como el tema principal de la historia.

Esta película reflexiona en la trivialización que la sociedad hace del pensar distinto y tener una postura. Es una crítica al sistema en sí y a todos los factores que componen la cadena de lo establecido, desde los candidatos que se sacan los trapitos sucios para desacreditarse hasta como se planea y ejecuta una conspiración para ensuciar al que se atreve a dudar del Estado. La prensa tampoco sale bien librada porque muestra cómo el afán por presentar la chiva puede ser peligroso, igual que involucrar los sueños y ansias de justicia personales como jueces en un tema que debe ser manejado con profesionalismo. La CBS no aprobó del todo la película, sin embargo tampoco la condenó. Le restó importancia.

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