Amazona, un viaje al entendimiento del amor

Por Manuel Estévez

@Sonoadicto

Uno de los más grandes retos de un artista es poder hablar sin tapujos de sí mismo. Desnudar la vida personal con sus alegrías, frustraciones, dolores, problemas, es una gran fuente de inspiración y usualmente se hace de una forma indirecta; hacerlo con nombres propios y personajes reales ya es otra cosa.

Val es pintora, conocedora de ciertos conocimientos selváticos, cantante amateur, cuidadora de serpientes, mujer de campo y madre de cuatro hijos. Es una mujer práctica, por lo tanto algo dura, convencida de sus actos y amante de la libertad personal.

Clare Weiskopf dirige la película Amazona que cuenta la historia de Val, su mamá, y devela la relación entre ambas. Val es una mujer sin muchos apegos creyente en la libertad absoluta con todas las consecuencias buenas y malas posibles.

Amazona no es un enjuiciamiento a una madre, es la búsqueda de una auténtica comprensión de manera de actuar de Val y ahora que Clare es madre, entender ese rol de una forma más adecuada. Es un viaje para comprender el amor. 

Personalmente no conecté del todo con Val como personaje, creo no es el objetivo de la película, pero la comprendo como un ser de carne y hueso, y pienso que es lo valioso de este bello trabajo. Val es totalmente auténtica y es una mujer muy franca en sus palabras y actos. Cuando se contradice, está siendo lo más humana posible. 

Amazona no es una producción impactante en lo técnico, su poder radica en la capacidad para cuestionar desde lo personal la cultura de la crianza y explorar las posibilidades del amor filial. Cómo ama cada persona y cómo puede ser amado un ser humano.

Val hizo su vida como creyó era mejor. Seguramente fue egoísta, seguramente no lo fue. Lo importante es este valiente retrato de vida que hay que ver este fin de semana en las salas de cine para comprobar lo difícil que puede ser exponerse uno mismo a través del arte.

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