Por Manuel Estévez
@sonoadicto
La dura realidad convive con el mundo de la fantasía. Así se podría describir la película Florida Project.
La perspectiva de unos niños que ingenuamente juegan lejos de comprender las preocupaciones de sus padres. Una generación que no está preparada para educarlos, un ambiente miserable en medio del colorido y mágico mundo del Parque Disney, travesuras que rayan con la mendicidad y el peligro. Todo en un textura documental y una sucesión de escenas, aparentemente intrescendentes, que van penetrando la mente y dan como resultado una impresionante y desgarradora historia.
Fue la gran olvidada por la Academia. Esta sin duda es una mejores películas del año y una potente ventana para ese Estados Unidos deprimido que Hollywood nos muestran de a poquitos para no perder glamour.
El director Sean Baker retoma el lenguaje de Tangerine, su anterior trabajo. Evita la pornomiseria de manera elegante y nos sumerge en el mundo de esta niña cuya madre es otra niña totalmente incapaz de cuidar siquiera de ella misma.
Willem Dafoe, candidato al Oscar, logra un papel humano, con virtudes y defectos. La niña Brooklyn Prince (Mooney) es totalmente natural, magnética y oscila entre lo tierno y lo rudo. La lituana Bria Vinaite, interpreta a Halley, la mama de Mooney, de forma perfecta. Un casting perfecto, parece tomado de los escenarios empleados, para narrar esta historia.
Lo que parece una comedia infantil va tornando en una pesadilla sobre la cotidianidad de vivir como paria a unas calles del lugar más maravilloso del mundo. Recomendada sin ninguna duda.
