Por Manuel Estévez
@Sonoadicto
Las Estrellas de cine nunca mueren, especialmente las ganadoras del Oscar, casadas cuatro veces y de personalidad arrolladora. Gloria Grahame fue una destacada actriz de la época dorada del cine en Hollywood, recordada por papeles de mujeres medio malvadas y también por su gusto por los amantes jóvenes.
Annette Bening le da vida a esta mujer bella, glamurosa y segura por fuera pero insegura, temerosa y falta de afecto por dentro. Jamie Bell interpreta a Peter Turner, último compañero de la actriz, un joven actor de teatro deslumbrado por la diva.
Este guión podría parecer muy novelero pero esta es una bella película, de corte clásico y llena de referencias para los cinéfilos. Actuaciones sólidas, química incluida entre sus protagonistas, y una fotografía determinante en la narración son los elementos fuertes de la película. La historia, a pesar de ser real, camina en el filo de lo irreal y parece sacada de una leyenda farandulera.
Párrafo aparte merece la extraordinaria forma como está contada la película. A punta de elipsis, flash back y otros elementos temporales, se desarrolla de una manera clara y fluida. Un trabajo impecable de edición, continuidad y tratamiento.
En contra puede tener que usualmente los biopics no satisfacen a nadie y terminan siendo sesgados, especialmente si son contados por uno de sus verdaderos protagonistas. Y además, evidentemente no hay un elemento sorpresa.
Las Estrellas de cine no mueren en Liverpool, es una buena película. Extraordinariamente narrada y muy bien actuada. Se podría catalogar como aspirante a premios. Cuenta una misteriosa historia de ensueño hollywoodense de una manera muy destacada.
Estreno 5 de julio.
