Por Manuel Estévez
@sonoadicto
Parece por momentos que en Hollywood ser pobre, feo, normal o cotidiano es lo mismo. Muchas bellas han renunciado a su glamour en busca de premios o, curiosamente, para ser tomada en serio. Charlize Theron convirtió su preciosa cara en una mogolla y renuncia a su feminidad para su laureado papel en Monster; Margot Robbie se hizo ordinaria y rellenita para interpretar a la patinadora Tonya Harding, Nicole Kidman cambió su nariz de modelo por una mucho menos respingada para representar a Virginia Wolf.
Justamente la Kidman regresa a esta senda en Destroyer, su más reciente película estrenada en Colombia. Donde representa a una agente del FBI alcohólica y arruinada que vive atormentada por su pasado y desorientada en su presente.
Vamos por partes. En este papel tiene la opción de salir bella y fea. Eso le da un valor a su trabajo. Es una agente infiltrada que debido a hechos sucedidos hace quince años se convierte en una mujer marchita obsesionada con la venganza.
Su fórmula es Sebastian Stan (Chris), casi no reconozco al soldado de invierno con dos brazos, su compañero en la misión de infiltración. Y su vida se centra en atrapar a Silas (Tony Kebell), una combinación entre Charles Manson, el vampiro Lestat y Bodhi, el poético surfista ladrón de Punto de quiebra.
Silas comanda una pandilla que tiene como hobbies la droga, el sexo libre, el stoner rock y asaltar bancos. Es una especie de líder mesiánico de un grupo de muchachos rebeldes. Resulta un tanto cliché y le falta profundidad, ya que nunca desarrollan al personaje por completo y le mitifican sin explorarlo.
Esta historia de acción y suspenso esta dirigida por Karyn Kusama, quien le imprime un estilo particular y la narra de manera lenta, asfixiante, densa, tediosa, y siempre incómoda. Logra desarrollar un valioso lenguaje propio y contarla de manera personal. Paralelamente aborda desastre como madre que es la protagonista, su fijación con Silas la ha consumido en todo aspecto.
El maquillaje y el vestuario están muy bien desarrollados y se complementan con una actuación destacada. Kidman es una mujer vacía por dentro, de piel ajada, ropa que reduce al mínimo la feminidad estereotipada; todo dado para que parezca más una indigente que una heroína.
A primera vista esta puede ser la típica ocasión en que se afea a una bella buscando reconocimientos, pero logra dar un paso adelante y salir de esta categoría. Maneja tensiones propias de la condición femenina y las mezcla con una enfermiza sed de venganza. De Roma dijeron despectivamente que era como ver Mujer Casos de la vida real, de Destroyer podrán decir lo mismo pero sumándole Sicario o cualquier otra policíaca de esas que tiene tiquete sólo de ida.
