Por Manuel Estévez
@sonoadicto
Clint Eastwood tiene casi 90 años. Como actor ha protagonizado algunas de las películas de acción más recordadas de la historia; como director ha realizado sin pudor algunas de los producciones más sensibles y sensatas sobre la madurez de estos héroes. También ha narrado magistralmente historias sencillas y duras como Million Dollar Baby, Francotirador o Río místico. Su lente ha revelado momentos de hombres que cambiaron la vida de muchos como J Edgar Hoover, Charlie Parker, Sully o Mandela.
Volviendo a los héroes otoñales, nos presenta La Mula. Un veterano de guerra, republicano, galante, renuente al cambio y ausente en casa, es llevado por las circunstancias a convertirse en el más eficiente conductor del cartel de Sinaloa en Estados Unidos.
Eastwood apela a detalles de su propia vida y al ritmo de su edad para narrar esta historia. Se pone en los pantalones de su personaje y en cada uno de sus viajes descubre cosas como la inclusión a negros y gays o la discriminación a los latinos, situaciones con las cuales no estaba familiarizado.
Earl Stone – Tata- buscar ganarle al tiempo y recuperar el amor de todos aquellos que lo rodean de la manera que sea. El personaje está inspirado en la historia de Leo Sharp, un florista en bancarrota que transportó droga para este cartel eludiendo a la policía por más de diez años. En un auto viejo y camuflado por sus 77 años, el hombre entregó cientos de kilos de cocaína.
Bradley Cooper, Michael Peña, Laurence Fishburne, Dianne Wiest, Andy García, entre otros, completan el elenco de esta especie de roadmovie que transita por el campo norteamericano por escenarios en los que jamás se pensaría en una historia de narcotráfico.
Leí en alguna parte que es una película para viejos, que no era apta para menores de 65. Eso no es cierto. Si bien maneja un ritmo lento tampoco es lenta o contemplativa. Maneja varios actos y divide en fragmentos los mismos, teniendo una narrativa original y propia.
Un película a la antigua, sin fisuras en su guión y bien actuada. Un director que a sus 88 años se puede ufanar de haber participado en grandes títulos y permitirse contar su propia historia encarnada en los personajes de sus películas cada vez que se le antoja.
