Después de Norma: un viaje familiar para redescubrir a una madre

Por Andrés Castañeda

Exponer nuestra intimidad familiar en un libro, una película o una obra de arte siempre será un debate moral al que no todos se atreven a enfrentar, sin embargo, el realizador Jorge Andrés Botero se atrevió con este documental recientemente estrenado en las salas de Cine Colombia, y que cuenta la historia de cómo la familia de Jorge Andrés vive la enfermedad y muerte de su madre, para luego vivir el duelo y enfrentarse a la realidad de construirse de nuevo como familia luego de perder a su ser querido. Un retrato intimo que empieza en el momento que a doña Norma, la madre del director, le diagnostican Esclerosis lateral amiotrófica, la misma enfermedad que padecía el científico Stephen Hawking.

Con una narración cronológica y analítica en primera persona, Botero se arma de valentía y se adentra en las relaciones familiares de un hombre siendo él mismo, busca continuar con su vida después de perder a su madre, al tiempo que intenta un acercamiento con su padre mediante un viaje que emprenden juntos para recordar la faceta desconocida de la mujer que le dio la vida, y de ese modo comprender las razones emocionales que condujeron a su enfermedad. Una historia cercana que busca que el espectador reconozca en la familia Botero, algo de la suya y de sí mismos.

Revista Sono tuvo la oportunidad de conversar con su director, y esto fue lo que nos contó:

¿En qué momento se decidió a grabar todo el proceso de la enfermedad de su madre?

Lo que inicialmente paso fue que yo sentía es que no había muchas imágenes de mi mama. Sentía que era una historia que iba a ser tan dura que, quería registrarla sin saber qué tipo de película iba a acabar siendo. Y luego la película maduró al mismo tiempo que yo. Ya no fue solo sobre el duelo o acerca de la enfermedad, sino sobre cómo sigue la gente después de eso. Y hacer un homenaje a mi mama y la relación que tuvimos, que siempre fue muy buena.

Cuando se está haciendo un documental sobre un tema tan personal, ¿cómo se manejan las emociones?

En algún punto cuando miraba algunas imágenes de la secuencia que había en la película, me ponía a llorar y me ponía muy mal. Con el tiempo, y el hecho de haber distanciado todo lo que sucedió con respecto al montaje, pude pensar que estaba construyendo una película y que yo era un director independientemente de lo que sucedía en esas imágenes, y que la gente se tenía que conectar con esa película.

El tiempo ayudó mucho a que se concretara, a que madurara, y que yo pudiera buscar la mejor manera de hace una película con la que la gente se identificara, no solo con mi familia, sino con su familia.

¿En qué momento este proyecto deja de ser algo de índole personal para convertirse en un documental?

Por allá en 2008, dos años después de la muerte de mi mama, yo ya pensé que íbamos a hacer una película, que, si estaba el material para hacerla, y luego empecé a pensar en que más había que filmar, y comenzaron a pasar otras cosas en la casa, y de alguna manera siento que ahí hubo un espacio…

Últimamente en algunas películas colombianas se han visto historias alrededor de la figura de la madre, ¿A qué cree que se deba que salgan producciones con una temática tan similar?

Lo que ha surgido es esta idea de mirar hacia adentro y a partir de ahí buscar otro tipo de historias más cercanas. Las películas de Franco Lolli por ejemplo, están basadas en narraciones que él ha vivido, y tal vez por eso logran que la gente se conecte con ellas.

Al mismo tiempo, documentales como Amazona o como The Smiling Lombana, Carta a una Sombra, revisan lo personal con la idea de contar una historia que va más allá de eso.

¿Por qué se tardó tanto tiempo en finalizar esta película?

La película estuvo abandonada un tiempo, sobre todo porque no había plata. En el 2017 aplicamos y conseguimos los recursos para la finalización de la película, que es algo siempre caro. Terminamos a inicios del año pasado con la idea que pudiera estar en festivales de cine.

A mediados del año pasado Cine Colombia dijo: «nos interesa la película, sentimos que la gente se conecta, pero el espacio que tenemos de lanzamiento sería el otro año, porque en el segundo semestre del año había muchas más películas colombianas que estaban buscando exhibirse». 

¿A qué público le quiere llegar con esta historia?

Yo quisiera llegarles a tres tipos de público muy diferentes: uno lo llamo los emancipados, es la gente que está saliendo de su casa, o que ya salió de la universidad, o que está independizándose y madurando a las malas. Por otro lado, la gente que ya es más adulta, que están revisándose las relaciones familiares que tienen; y finalmente, al público que siempre está pensando que una película debe ser espectacular, filmada en el Magdalena medio, y no. Lo que pasa es que las historias están más cerquita.

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