12 pasos o 18 meses

Por Manuel Estévez

@sonoadicto

Mi nombre es Manuel. Soy adicto al rock. No me arrepiento. Pero hoy reflexiono algunas cosas.

Lo conocí en lugares sórdidos, de esos que no están adecuados para un concierto. La tarima queda junto al baño y si alguien quiere mear es posible que desconecte el ampleto del bajo. O en aquellos donde toda la amplificación, una cafetera y el cargador del celular del portero, dependen de una multitoma con dos entradas quemadas.

El moderador me mira. Sonríe y dice. No, debes ir al fondo. Recuerda, más atrás. Por vergonzoso que sea.

Me sonrojo y recuerdo mi habitación. Un adolescente frente al espejo canta canciones de Depeche Mode. Se sabe completo el disco 101 y hace todos los ademanes de David Gaham , recién vio en el video de World In My Eyes. Un día, sin premeditación empieza a ir a conciertos de punk y metal en bodegas, centro comunales y parques.

No puedo culpar a nadie. Hacía conteos de las canciones que más me gustaban. Marcaba los casetes religiosamente imitando el tipo de letra de los discos, grababa horas y horas de emisora. Ya alguna vez había podido hablar por Radio Tequendama y mi mamá me había escuchado. Visitaba la emisora Todelar en la calle 57 y pedía que me grabaran canciones. Todo esto siendo menor de edad.

El moderador me miró sin querer opinar, pero lo hizo pausadamente. Preguntó por la opinión de mis padres.

Debí contar la terrible verdad; ellos me alcahueteaban música.

Mi mamá me obsequió Los Prisioneros, los Toreros Muertos, Anthrax. Mi papá me premió por algo con un disco de Pet Shop Boys. Mi abuelita Margarita y mi tía Gloria me regalaron en una navidad una esplendida caja de casetes vírgenes de colores Sony. Mi tía Liliana me grabó The Number Of The Beast de Iron Maiden en un TDK verde.

Luego vino Rock al parque y la rebeldía. Noté que no era el único. Mi generación adoraba escuchar nuevos grupos y cada año se juntaba para este evento. Tantos años fui como espectador y otros más como periodista. Ya perdí la cuenta. Recuerdo que en el 2001 no asistí, me liberé, me quedé con la novia que tenía entonces. Llovió mucho y estuvo bien para mí.

Pero y entonces ¿por qué recaíste?

Recaí del todo cuando me hice periodista. Empecé a vivir el evento de otra manera. Compartí con gente que se asoleaba, se serenaba, se mojaba y se cansaba conmigo. Vi el esfuerzo de cada año por hacerlo bien de muchos. El placer de ser importante como periodista de rock y melómano por un mes al año. Conocí a los músicos, a amplié mi horizonte musical.

No soporté más y empecé a llorar.

¿Por qué lloras? ¿Extrañarás estos concierto durante la prohibición estatal?

No lloro sólo por mí, lloro por ellos.

Lloro porque Gina y Andrés Wolf no podrán demostrar sus persistencia para tomas fotos. No me imagino a Hugo, roadie de siempre, atendiendo en el acueducto. Moni, tour manager, con un local de computadores en Unilago. Todos los músicos que respeto buscando desesperados estudiantes vía Skype para al menos hacer el diario.

Incluso, me pregunto a dónde irá el personaje ‘Banderita’, ahora que no hay eventos para irse a perder en el tiempo.

Qué pasa con los jefes de prensa de siempre: July, Marcela, Henry, Ana María, Lorena entre otros, que armados con paciencia y unos discos promocionan a sus artistas para entrevistas.

¿Cuándo volveremos a vernos? No va a haber eventos. No veremos a Juan Pablo atento a las ruedas de prensa. ¿Con qué va a disfrutar Baez?, un hombre que vive en vivo. De qué vamos a opinar con Gina y Gandour. Se retrasa la opción de ver a amigos de fuera como Alex y Paola.

¿Cómo canalizará Aida su empuje? ¿Desaparecerán los grandes empresarios? Bogotá dejará de ser la Atenas que muchos creen en el continente.

¿Dónde se van a formar nuevos periodistas musicales? Esos que igual que yo un día, llegarán mirando para todas partes, enfocando y buscando entender.

Los festivales y conciertos son la universidad de muchos. El deleite de otro grupo más grande. El modo de vida de un montón de gente.

Si el Presidente hace realidad su discurso, en 18 meses no existirán los bares, cafés, cines y demás lugares que ofrecen programación para el público. El mundo no podrá ser el mismo. ¿Nos quedaremos viendo lives de guitarra acústica y penita al cantar?

Me alegra ver a algunos tratando de surgir. Cineplex anuncia su plataforma virtual. Sara Acero va hacer un concierto virtual pago el 9 de mayo.

No sé ustedes. Yo ya no soy el mismo. Ni me parezco. Tengo miedo que el día que nos digan que reanudemos nuestra vida simplemente no pueda. Hay varios como yo, esto no va a funcionar igual.

A los que nos jodimos juntos, a todos los que somos parte de esta escena, a los que reímos de bobadas y sobre todo a los que siempre nos encontramos en eventos, a todos, les deseo la mayor suerte. Los quiero de corazón. Que no sea la música sino nuestra humanidad la que nos reencuentre. Esto nos demuestra que la vida está primero.

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