El caso Manson, la people divinamente

Por Manuel Estévez

@sonoadicto

Foto tomada de https://garajedelrock.com/

«It’s not your fault that you’re always wrong
The weak ones are there to justify the strong
«.

Los ídolos siempre son mejores que los humanos. Cada generación tiene sus representantes, santos y demonios. Llámese cultura o entretenimiento, es lo mismo. figuras que vuelven locos a fans que les celebran todo y que en lo posible dejan sus estrafalarios alter egos arriba de la tarima.

la carrera de Marilyn Manson se tambalea. Su performance en vivo no lo hace un abusador. Ni su vida personal un santo. Es simplemente un hombre afrontando una grave acusación por violencia sexual, psicológica y doméstica. Luego de treinta años, la máquina de hacer dinero y referente cultural noventero, ha sido echado de su disquera, abandonado por su manager e investigado por su proceder.

El desenfreno artístico en las tarimas no necesariamente se traduce en la vida cotidiana de un individuo. Ha habido casos en los cuales se han mezclado y distorsionado en favor del mito. Por ejemplo, el sonado asesinato del blackero noruego Euronymus, que lejos de ser una pelea entre demonios no fue más que un ajuste de cuentas por derechos de autor, o la rabiosa poesía del rapero venezolano Cancerbero, que con su trastorno bipolar exacerbado, terminó en el asesinato de su novia, un amigo y el suicidio del cantante.

Los ídolos son victimas de sus huellas familiares, de los remanentes de los abusos sufridos, de su autoproclamada grandeza, de su contacto con los humanos. Son responsables de no romper ese lazo terrenal que los obliga a actuar de forma violenta.

Recuerdo casos de feminicidios en el medio musical como el que cometió el recientemente fallecido Phil Spector a la actriz Lana Clarkson o la tristemente célebre muerte de Nancy Spungen a manos de su novio, el punkero Syd Vicious.

El machismo y cosificación de la mujer han sido una constante en el rock y sus géneros. Pero recordemos que artistas pop como Madonna o Lady Gaga han denunciado violaciones al inicio de sus carreras. Hace un tiempo Rodrigo Torrijos de la Rolling Stone nos hablaba de la prostitución obligada dentro del Star system de Hollywood, muy coherente con el testimonio abierto de la actriz Sharon Stone sobre por cuantas camas y asientos traseros de carros pasó solo por una audición.

Son innumerables las truculentas historias sexuales protagonizadas por grupis, muchas de ellas menores de edad, junto a artistas como Led Zeppelin, Frank Zappa, Rolling Stones o David Bowie. Incluyen sexo grupal, penetración con objetos extraños y largas sesiones de drogas, claro, todas contadas con una risa pícara por parte de los involucrados.

Ahora Wes Borland y Trent Reznor, quienes trabajaron con Manson, han confirmado la naturaleza complicada y megalómana del artista. Reznor lo describe como un tipo capaz de pisar a quien sea con tal de hacerse visible; Borland, guitarrista unos meses de su banda, lo retrata como una persona insoportable y pide creerle a las víctimas.

Claro, es fácil hacer leña del árbol caído. Nadie ha vuelto a mencionar que Will Smith, el hombre modelo de Hollywood, aparece en listados como asistente a las fiestas de Jeffrey Epstein. Criticar a Arjona, Coello y ahora a Manson, es fácil y nos hace ver cool.

El magnetismo sexual de los divos es legendario. Las mujeres sufrían desmayos viendo al actor del cine mudo Rodolfo Valentino. El manager de Frank Sinatra pagaba a señoritas para fingir soponcios por su artista. Brian Epstein se copió para asegurar que el fenómeno de la Bitelmanía no se detuviera.

Se construyen fantasías sexuales de cada quien. Casarse y tener hijos, follar escuetamente, hablar sobre poesía beatnik y acostarse. Un ídolo a la medida para cada gusto. El sexo y el arte van ligados, desde lo creativo y en el imaginario popular.

Mis héroes musicales han sido siempre personas desastrosas. Exitosos o no, nunca han sido el prototipo del gentil vecino. Quizás algo ligado con la fama y la creatividad. No lo sé. Una psicóloga me hablaba alguna vez de una relación franca entre el arte y la locura. Pero claramente no todos somos Van Gogh.

Cinco mujeres, incluyendo a su expareja Evan Rachel Wood, acusan a Marilyn Manson. Dita Von Teese apoyó a las víctimas, sin defender a su exesposo. El hombre brillante que enfrento a la sociedad, a la censura, a la iglesia, a quien los cristianos acosaron en Bogotá y casi no lo dejan tocar, fue desnudado en un lado flaco y concedió la razón a gente que no debería tenerla sobre la peligrosidad del arte extremo. A inquisidores y coartadores de la libertad.

Su retorcido imaginario colmó las páginas de los diarios sensacionalistas durante una década al menos. Nos hizo pensar en un mundo desde lo más degradado de la condición humana y así predicó una estética chocante que enamoró a muchos. Un faro interesante en este nuevo metal, lleno de momentos pop y públicos masivos. Su legado es difícilmente cancelable.

Los artistas son personas comunes abajo del escenario y deben acatar las leyes. También pueden equivocarse y tienen derecho a una defensa como cualquier otro. Que las tarimas sean como los tálamos: lugares donde todo esté permitido mientras sea en pro del disfrute general. Que los agresores se comprendan, replanteen y cambien, que los artistas sigan adelante sin límites creativos.

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