Por Manuel Estévez
@Sonoadicto

Fotografías Gina Navarro
El rock chileno vivió una bonita explosión durante los 90s. Como fenómeno pudo ser parecido a lo vivido en Colombia o México pero no abordó lo popular o tradicional sino que miró más hacía Inglaterra y Estados Unidos. Sonidos más fríos, no tan latinos, y bandas que apuntaban el rock progresivo, el new wave el dark y el alternativo.
Una de las puntas de lanza de esa época fue Lucybell. Su sonido se ha caracterizado por la delicadeza, la pulcritud y un algo muy especial que toca el alma de quienes la escuchan. La voz barítono y falsetes de Claudio, sumado a las guitarras profundas y las letras introspectivas. Esto acompañado por el gran trabajo de los multinstrumetistas Eduardo Caces y José Miguel Fonsea, bajo y batería respectivamente.
Hablamos con José Miguel y Eduardo tras su tercera presentación en Rock al parque, tras muchos años sin venir.
Uds tocan muchas fibras con las letras, la sonoridad, su interpretación. ¿Cuál creen que es el secreto para conjugar esto?
Una característica importante de nuestra música es que nunca la repetimos. Evoluciona con nosotros. Desde que empezó Lucybell como un cuarteto tenemos diferencias con ellos ahora como trío. No tenemos nada que ver con las tendencias musicales, no somos buenos siguiéndolas. Escuchamos lo que pasa porque somos buenos para investigar pero tarde o temprano nos gusta sentarnos los tres en nuestro instrumento.
No creo que haya una fórmula. la única receta es hacer música que conecta si bien no con el 100% del público, si con un 50% y eso es importante. Seguimos teniendo la misma energía de hace 30 años y ahora sumamos experiencia. Es un orgullo para nosotros.
¿Cómo sintieron su presentación en Rock al parque?
Muy bien. Llama la atención que hay bandas que son propias de Colombia. Es regresar de la pandemia, lo terrible, lo caótico. Una vez llega la luz hay que levantarse y seguir adelante. Muchas bandas han seguido adelante, con energía y alegría y eso se siente 100% del público. Siempre hemos dicho que el público es una cuarto integrante y así fue.
Ustedes tienen algo muy bonito. Mientras muchas bandas dependen de la distorsión y las baterías, Lucybell tiene momentos acústicos, sin batería. ¿Cómo capturan al público de ese espíritu?
Hay varios elementos. la canción en sí, la letra, Claudio tiene una voz muy particular que encaja muy bien en los temas más aterciopelados, si se pueden llamar así. Siempre tenemos en todo este movimiento de personas unas canciones que tienen un poquito de paz, que te dan aliento, que te llevan a otra sensación de energía pero tal vez en otros colores.
Lucybell en los 90 fue una banda top. cambiaron de miembros, se separaron un tiempo, varias cosas. ¿A dónde creen que hubieran podio llegar si hubiesen sido constantes?
Mirar hacia atrás y cuestionar es bastante especial. No creo que puedas decir: «me arrepiento de esto», ya nada más se puede hacer. Cada momento de Lucybell ha sido como un capítulo, un color. Cada disco va marcando. Ha habido subidas y bajadas de la industria. Insisto en lo obcecado, lo obtuso, de estar con una meta que siempre se va a alejando. Estamos con la ilusión de hacer la mejor canción, el mejor show, estar siempre bien vestidos, tener buenas entrevistas, es un sin fin de cosas que hemos mantenido y creemos que ha resultado.
En lo personal sigo un camino espiritual y su música tiene un tono especial que me hace conectar con Dios. ¿Qué sienten ustedes cuando la interpretan?
Hay una parte emocional, una parte intelectual, hay una parte física, otra de pasión, de energía que se manifiesta en un grito o hacerte doler un tendón. Si te conecta con algo, con tu fuente, que te lleva, ese es el gran valor de la música. Sea una orquesta de ángeles o extraterrestres (risas), que te engrandece y trasciende, bienvenido sea. El metal más metal, bienvenido sea.
