Por Andrés Castañeda

Alis es el resultado de un juego. El juego de la imaginación como un camino para contar historias dolorosas sin temor a ser victimizada, solo que, en este caso, Alis esta encarnada en unas 20 jovencitas que durante una hora y veinte minutos le van contando al espectador sus historias personales en la piel de esta amiga imaginaria que Claire Weiskopf y Nicolas Van Hamelryck crearon para ellas.
Esta pareja de directores llegó al internado Arcadia en el 2016 gracias a una invitación que recibieron cuando estaban en la promoción de su documental Amazona. Inicialmente solo querían dictar un taller, pero con el tiempo se darían cuenta que allí, entre esas jóvenes en condición de vulnerabilidad no había una, sino varias historias por contar.
Inicialmente la sensación con respecto a las chicas fue de pesar, pero una vez superada esa etapa, descubrirían que necesitaban un enfoque diferente para poder acercarse y ganar la confianza de estas adolescentes. Y es este juego de imaginar una amiga para contarse a si misma, el que sirve de base para crear la estructura de este innovador documental, un formato alegre e intimo en el que sus protagonistas se muestran sin el barniz de la condescendencia de otros tiempos.
Luego de un exitoso recorrido por festivales de cine en Amsterdam, Berlin, Biarritz, Chicago Barcelona, Edimburgo, Leipzig, Nueva York, Guadalajara y Lima, esta coproducción entre Colombia, Rumania y Chile llega a salas de cine a nivel nacional desde el 9 de febrero.
Revista Sono hablo con Claire Weiskopf, una de sus directoras y esto fue lo que nos contó.
¿Como surge la historia de este documental?
Yo no estaba buscando la historia, pero llegue a ese lugar (Arcadia) con Nicolas a dictar unos talleres y nos encontramos con estas mujeres tan poderosas, con unas historias duras, pero con una luz increíble y nos enamoramos de esa luz. Nos cautivó mucho esas ganas de vivir que tenían, ese humor, esa resiliencia y quisimos empezar una investigación sin pretensiones.
¿En qué momento deciden de qué manera hacer el documental?
A medida que íbamos avanzando con los talleres documentales, quisimos contar esta historia no desde el pesar, quisimos contarla desde la admiración, que fue lo que sentimos cuando llegamos allá. No sabíamos muy bien cómo hacerlo para no vulnerarlas, y en uno de los ejercicios que hicimos con ellas, les dijimos que trajeran una historia inventada para la siguiente clase. Traían historias que empezaban muy fantasiosas en lugares muy lejanos a su realidad, pero rápidamente volvían a ella, por qué es lo que conocen, y nos dimos cuenta que partir de la imaginación era una buena forma de contar esta historia. Entonces creamos este personaje ficticio que se llama Alis, en el que ellas proyectan todas sus historias. No sabemos que es verdad y que es mentira, no nos importa, pero hay una verdad ahí y lo más importante es que les da la oportunidad de imaginar un futuro mejor.
Este es un documental diferente con respecto al documental clásico, se siente innovador ¿Cómo lograron llegaron a este formato?
Era importante para nosotros que ellas nos miraran a los ojos como público, que nosotros las llegáramos a conocer de verdad, entonces por eso este formato en el que ellas están mirando al público a los ojos. Creo que está cambiando el concepto de documental. Veníamos de una idea que el documental era algo aburrido con una voz en off, pero eso ya cambió. Realmente los documentales son historias y viajes emocionales donde conectamos con esos personajes, donde hay un nudo y un desenlace, donde pasan cosas. No es meramente descriptivo.
¿Cómo fue trabajar con estas niñas siendo realizadores?
Fue un trabajo muy largo. Tuvimos muchas asesorías de psicólogos expertos trabajando con estas jóvenes. Nos preparamos muy bien, y rápidamente entramos en confianza con ellas. No somos trabajadores sociales, pero si quisiéramos que esta película abriera discusiones, y que exista apoyo y oportunidades para estas jóvenes. Por eso nos aliamos con una fundación que lleva muchos años trabajando con jóvenes, que se llama Tiempo de juego. Y con ellos diseñamos toda una campaña de impacto que va de la mano de la película.
Ustedes tienen un sitio web llamado Alis existe, ¿de qué se trata?
Nosotros tenemos una campaña con Tiempo de juego en la que estamos recogiendo fondos, porque queremos tener una casa donde puedan llegar los chicos que han salido de la institucionalidad y que muchas veces no saben qué hacer. Un lugar donde ellos permanezcan, pero también donde puedan ir a parchar, donde haya talleres, acompañamiento psicosocial, donde les podemos ayudar a hacer una hoja de vida, donde hay oportunidades de estudio y de trabajo. Ese es nuestro gran sueño. Hemos tenido muchas proyecciones con la empresa privada y la idea es que quienes vean la película puedan aportar.
