Los 5 diablos, el regalo de la felicidad

Por Manuel Estévez

@sonoadicto

Desde muy pequeño entendí que mi madre era, antes que cualquier cosa, un ser humano. Una persona con defectos y virtudes, quien por una suerte del destino había sido mi madre. Veía a una mujer joven que estudiaba y trabajaba al tiempo, con el esfuerzo que esto demandaba. Nunca le faltaron los admiradores y disfrutaba saliendo a bailar los viernes. Dormía los domingos hasta las 11 de la mañana y detestaba hacer oficios caseros.


En Los 5 Diablos, Vicky es una niña mulata en un entorno escolar claramente racista. No es aceptada por sus compañeros, ni por su forma de ser, ni por su pelo ensortijado. Guarda siempre silencio y resiste las burlas mientras desarrolla su gran pasión: coleccionar olores y posteriormente reproducirlos. La sinestesia nos permite reconocer los estímulos con sentidos diferentes a los que debemos. Esta niña tiene sinestesia mágica y puede incluso viajar en el tiempo a través de los mismos. Así conoce un pasaje bastante oscuro de la historia de su madre.


Lea Mysius escribe y dirige esta fantasía adulta. Ganadora y candidata en festivales tan importantes como Clermore Ferrand, Cannes o San Sebastián presenta su segundo largometraje. Ava, el primero, también presenta la historia de una niña con una condición muy especial. Adèle Exarchopoulus brinda un magnifico papel como la madre de Vicky. Poderoso, fluido y sin perder de vista las diferentes, y contrastadas, emociones de su personaje. Sally Dramé es Vicky, un rol sobrio y perfectamente representado. Una niña con actitud de adulta. El resto de personajes no son tan profundos y más bien sirven para el desarrollo de la historia.


Los arreglos de cuerdas sintetizadas y los acordes disonantes son el sello característico que la compositora Florencia di Concilio aporta a la película. Siempre en un desequilibrio total, no hay punto medio. O son melodías extrañas que rayan con el ruido o bonitas piezas melódicas. Capta plenamente el ambiente de esta producción con una excelente banda sonora original. Para referirnos a la colección de canciones debemos empezar por el tema de apertura a cargo de la austriaca Soap&Skin. Siguiendo por el clásico Total Eclipse of the Heart de Bonny Tyler, en varias potentes y liberadoras escenas. La canción The Performer de James Righton da color juvenil y alegre a otra escena. El salvaje soul It Should Have Been Me de Yvone Fair da fuerza a una escena de sexo. Alexandra Savior aporta la fabulosa But You. Danit cierra con la bella Cuatro Vientos.


El tema principal es la relación entre la niña y su mamá. Cómo Vicky descubre el pasado de mami y aunque no está conforme o le inquieta mantiene el respeto y la distancia. El problema es que al mismo tiempo aborda subtemas ligados pero que no se resuelven: racismo, homofobia, frustración personal, salud mental, amor destructivo, multiversos. Sin embargo, es una obra valiosa y vale la pena verla por un motivo fundamental: recuerda que nuestra felicidad es lo más importante. Los puntos altos son las actuaciones de Vicky y su madre, la magnifica música y el impecable trabajo en fotografía por el también coguionista Paul Guillaume. La colorización es bellísima.

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