El Rojo más puro, historia de militancia

Por Manuel Estévez

@sonoadicto

La película Oppenheimer ejemplariza de manera exacta el pavor de los gringos al comunismo. Este éxito de taquilla nos revela que, aun siendo aliados en la Segunda Guerra Mundial, el recelo por los soviéticos es aun mayor que el que se tiene por los nazis. Al terminar la guerra muchos alemanes, incluyendo criminales de guerra y científicos, son reclutados por agencias de seguridad estadounidenses.
Este temor se trasplanta a la sociedad colombiana y la centenaria lucha entre lo tradicional y los cambios, encarnados en partidos políticos de ideas conservadoras o liberales.

El título de la película El Rojo más puro es una analogía perfecta a estos hombres de izquierda y sus luchas. Una carta de amor mesurada a un padre cuyos ideales le obligaron a alejarse de su familia. Además, de un recorrido histórico por varios momentos claves.

La directora Yira Plaza nos cuenta la historia de su padre, el sindicalista, docente y militante Luis Plaza Vélez. Brinda relevancia a un incidente el 16 de mayo 2014 durante el cual sufrió un atentado en Cartagena y fue salvado por el guardaespaldas. Este hecho la lleva a comprender el peligro en que vivía de Luis, quien para ese momento está vinculado como secretario de la CUT para Bolívar y afiliado al MOIR y Polo Alternativo.

Es un recordatorio del frustrado paso por la política de la Unión Patriótica debido al exterminio sistemático que sufren sus miembros por parte del Estado y que motiva que la guerrilla de las FARC regrese al monte y se fortalezca. Los candidatos presidenciales Jaime Pardo Leal o Bernardo Jaramillo Ossa, los mártires más ilustres de esta masacre.

Yira nunca tuvo claridad en las actividades de su padre y creía que viajaba a estudiar y no por las constantes amenazas contra su vida. Este es un retrato íntimo sobre varios hitos de la convivencia de la izquierda con la sociedad colombiana y el camino político tomado por la misma directora.

La gran fortaleza de la película es la cantidad valiosa de material de archivo que complementa perfectamente el desarrollo del documental. Este es un punto de vista desde el sindicalismo y la ideología de izquierda que sin embargo nos da otra apreciación, quizás más amplia y contextualizada, en medio de muchas obras cinematográficas que se obstinan con el tema del proceso de paz.

Me agrada su critica esperanzadora así sepamos que aun falta mucho por corregir en estas dinámicas sociales y políticas. Es importante el valor de su autocrítica a lo radical y la humanización de la ideas personales. Actualmente en salas de cine.

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