Godzilla Minus One o cómo hacer una buena película con poco dinero

Por Manuel Estévez

@Sonoadicto

Según Hollywood un presupuesto de 15 millones de dólares supuestamente no alcanza para hacer una película de ciencia ficción decente. Miles de billetes se invierten en producciones a penas discretas que muchas veces no recuperan la inversión inicial o simplemente son desechables y aridas piezas de entretenimiento.

Godzilla Minus One nos prueba que con un presupuesto ajustado se puede hacer una película original, bien lograda y además una pieza verdadera de cine. Incluso merecida ganadora del Oscar 2024 a mejores efectos visuales.

La franquicia se inicia con el estudio Toho en Japón en 1954 y marca un hecho cultural pop reconocido internacionalmente de la cultura nipona: Godzilla destruyendo ciudades de icopor y docenas de japoneses huyendo despavoridos. Treinta y tres peliculas niponas después la franquicia sigue viva.

En 1998 Mathew Broderick y Jean Reno protagonizan la cuarta versión norteamericana, también hicieron una adaptación italiana en los setentas. Una cuestionada pero taquillera historia desarrollada en las calles de Nueva York que da origen a una serie animada. Yo los perdono por la canción de Jamiroquai que me encanta. Al que no perdono es a su director mencionado en listas de fiestas con menores de edad.

Desde 2015 Godzilla aparece en el nuevo kaijúverse de Warner. Cuatro películas con taquillas cercanas a los 1800 millones de dólares en total. Un derroche de CGI, actores reconocidos, historias bien imaginativas, personajes planos y guiones bastante discretos. La mejor, para mi gusto, es la primera, dirigida por Gareth Edwards (Rogue One, The Creator).

Los japoneses de Toho retoman la franquicia en 2016, luego de doce años de silencio con la estupenda Shin Godzilla que quintuplica su inversión inicial de 15 millones de dólares. Luego de tres películas animadas llegamos a nuestro objetivo: Minus One.

Shikishima es un piloto de un escuadrón kamikaze. Tiene el deshonor de no estar muerto y haber huido del campo de batalla. Tras los bombardeos que suponen el fin de la guerra con Estados Unidos termina improvisando una familia con Noriko, una mujer que lo ha perdido todo y está a cargo de Akiko, una bebé huérfana. Se convierte en parte de la tripulación de un barco dragaminas cuando Godzilla aparece y cambia la vida de toda la región.

Acá nos presentan un monstruo animal, aterrador, lejos de la versión inteligente y hasta conciliadora de la saga Warner. Es una máquina de destruir y avanzar. Con poderes potenciados por las pruebas prácticas nucleares en el Pacífico.

Takashi Yamazaki dirige y participa del equipo de efectos visuales, muy justamente reconocidos por la Academía. Es una historia japonesa cruda, cotidiana y violenta. Es cine al mejor estilo. El monstruo, sus poderes, el mar, las explosiones son una naturalidad pasmosa. Un trabajo impecable y quizás una de las mejor logradas de la saga. Si este género se tomara más en serio puede competir como película de habla no inglesa en cualquier festival, de hecho si ha sido tenida en cuenta en esta categoría.

El punto flojo y a la vez sello de la casa son las actuaciones. Exageradas, rimbombantes y dramáticas, como en toda la saga. Ojos abiertos, sorpresa y gesticulación exagerada. Uno entiende la tradición pero unas mejores interpretaciones le dan un 10 a la película.

Gracias al Dios de los Kaijú, Netflix la subió a su catalogo hace un par de semanas. Era, la película más pirateada de la historia y sin embargo lleva más de 115 millones de dólares en taquilla. Recomendada por su equilibrio entre la ciencia ficción y los horribles hechos históricos acaecidos tras la guerra del pacifico. Sello asiático, buen guión y reflexiones sobre las consecuencias de la radiación usada con fines deplorables.

La destrucción causada por Godzilla recuerda inmediatamente la ocasionada por las bombas nucleares. Y no creo sea c

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