30 años de un disco irrepetible

Por Manuel Estévez

@Sonoadicto

Es 1993. Mis amigos del barrio hablan sobre bares alternativos y tararean canciones extrañas. Chapinero ebulle de diversidad, jeans rotos y pelos pintados. Una noche de viernes entro a un local y suena Burning Down de House de Talking Heads. Pasan años antes de saber cómo se llama la canción. No internet, no Shazam.

El bar LSD tiene una pantalla donde se proyectan videos de las canciones que suenan. De pronto aparece una banda. Altos, delgados, pantalones de cuero, pelos parados, pero un momento: son latinos. No son los rubios platinados del glam rock, ni los punks fachines de Exploited. Se llaman Caifanes y la canción es Nubes. Hacen música mestiza. Esa noche programan otro video iniciático: Rarotonga de unos tales Café Tacvba.

Así me familiarizo con esta ola de rock mexicano y soy asiduo cada fin de semana a estos locales. La Maldita, Cuca, La Lupita, etc se hacen un fenómeno alternativo. La amistad entre Camilo Pombo y la manager mexicana Marusa Reyes y la llegada de programas juveniles de videos logran que pasado un año más o menos se convierta en parte del mainstream. Junto a Aterciopelados, La Derecha y 1280 Almas, el mejor momento que recuerdo del rock en Colombia.

Ingrata se convierte en un exito por la estridencia de su canto, el toque popular, el clip en una plaza de mercado y el rojo chillón del pelo del cantante. Café Tacvba llega al top de audiencia en Colombia. Otro día en una reunión de casa un amigo suena El Ciclón. Letra existencial y mística. Textura entre progresiva y synth. Un clásico instantáneo. Luego veo el video y la locura se desata. Cada noche El Borrego es uno de los pogos más duros de la movida alterna. «Es puro Ministry«, dice el clamor popular. Cientos de Jóvenes lo damos todo en esos tres minutos.

Sin duda el disco Re, es uno de los más importantes de la historia del rock latino. Está cumpliendo 30 años y acá lo recordamos.

Los Tacvbos firman un contrato discografico con Warner Music en 1992 y presentan su disco homónimo. Rarotonga, la Chica banda o María, los consagran como narradores de la CDMX. Giran exitosamente por su nación y esto les permite grabar un segundo trabajo. Rubén Albarrán, los hermanos Joselo y Quique Rangel y Emanuel del Real crecen como artistas y sobre todo en su visión del mundo: se sumergen en voces ancestrales, la historia mexicana y exploran más allá de las fronteras de su ciudad.

Tras un trabajo arduo, sobre todo de exploración, con el productor argentino Gustavo Santaolalla, el album Re ve la luz el 22 de julio de 1994.

El Aparato abre el disco. Una responsabilidad muy grande para esta canción en ritmo terciario que por momentos parece una banda sonora sobre la conquista española y que nos ubica en el ambiente mestizo del cual va a tratar el resto del disco.

El bolero fusión también hace su presencia con Esa noche o Madrugal, dos canciones muy diferentes entre sí, pero con ese sentido romántico tradicional mexicano. La primera una simple historia de desamor, la segunda un tributo a la Ciudad de México con el particular estilo lírico Café Tacvba.

El rock alternativo está presente en canciones como 24 horas, el Metro o la Pinta. Funk, rock, grunge, cualquier cosa que pasa por el filtro que plantean estos músicos y su productor. El Fin de la inocencia es otra bella canción que nos regala un poderoso discurso anticolonialista a modo de ronda.

Otras dos composiciones importantísimas son las Flores, un llamado hacer quien uno es, al amor, a permitirse sentir y por supuesto el Baile y el salón, un himno queer de esa época el cual no es evidente hasta su muy puntual cierre. Dos emblemas de la música latinoamericana y canciones que hasta hoy siguen siendo fijas en los repertorios de la banda.

El resto del disco tiene el denominador de melodías muy bonitas en la voz, motivos musicales que se reconocen inmediatamente, composiciones acústicas coma que se entremezclan con instrumentos de diversas índoles. Todo esto para conformar uno de los 10 mejores discos en la historia de latinoamérica.

Es curioso, cómo cómo muy pocos artistas hablan de sentirse influidos por la música de Café Tacvba. Porque es más una esencia que una música determinada. No hay dos canciones iguales en este disco, no hay un género que lo hile; la conexión y la coherencia del álbum está en su lenguaje y la manera como abordan cada uno de los géneros que tocan. Es música a lo Café Tacvba.

Es la epoca en que cada tema es un experimento en sí. Y tocan con el mismo baterista que Cocteau Twins. Con el tiempo la banda ha crecido en el número de integrantes, venta de discos y se ha relajado manteniendo su estilo propio en tremendas canciones pop. En mi caso dejan una huella imborrable con sus dos primeros discos.

Gracias a Jose Gandour que me recordó este aniversario hace un mes.

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