Por Manuel Estévez
Cada vez que recuerdo a Yuri Gagarin, a la banda bogotana no al cosmonauta ruso, una cascada de vivencias jóvenes vuelven a mí. Sobre todo pienso en la Media torta, los conciertos distritales y un porrazo que me di en un pogo viendo a La Giganta.
Los Yuri tuvieron dos etapas muy claras. los conocí por una revista, tal vez Cromos o Semana. Ahí se anunciaba a Yuri Gagarin y los Correcaminos.
Se les mencionaba una banda vanguardista y con un sonido inspirado en agrupaciones británicas. Estaba acompañada de la típica foto sollada y psicodélica que no ayudaba mucho a mejorar la imagen de un artista.
Luego simplemente fueron Yuri Gagarin. Un power trío sónico, menos convencional de lo que la banda venía haciendo inicialmente.
Me gustaba su sonido. Seguramente tenían acceso a más música del que yo podía tener por mi edad y mi falta de plata. Tenía un amigo que tocaba en una iglesia cristiana y él me decía que efectos de guitarra era cada uno.
Tenía ese ruido constante en la guitarra. La base ritmica era muy buena. La voz no era lo más destacado pero le daba ese toque punk que aun pervive en las bandas bogotanas.
No hacían fusiones ni música funky para animar el baile. Eran frios pero no necesariamente depresivos. Lo simpático es que actualmente habría sido del gusto de los los muchos chicos shoegaze.
Recuerdo el Rock al Parque que tocaron de noche, fue apoteósico para ellos. Fueron dueños absolutos de su tarima. La seguridad, ensamble y propiedad con que tocaron fue remarcable.
Algún día, en la segunda mitad de los 90s, simplemente desaparecieron. No volví a saber nada de ellos hasta que Iván Rodríguez, su bajista y fundador de Los Telebolitos, se inventaron un festival de rock y pop en Cucunubá con José Gandour y me invitaron. Eso sería como 2008.
Esa tarde saludé a Iván como si nos hubiera visto la semana anterior. Fue muy amable, a pesar que no nos veíamos en por lo menos 10 años.
Seguimos hablando y terminé tocando con Automatic Lovers en otro evento en Ubaté, también organizado por Iván. Allá logré lo que Yuri nunca pudo: tocar con Hora Local.
Esta banda era un referente importante que de finales de los ochenta en la ingrata escena capitalina se atrevió a sonar new wave. Los Yuri iban en fila detrás de ellos, incluso grabaron un cover de el Mundo que los hippies construyeron.
Ya han pasado 30 años de la fundación de Yuri Gagarin. Con motivo de esto decidieron presentar un documental llamado Todavia somos seres en desorden‘.
Encontraron imágenes de archivo que desconocían y lograron tener declaraciones de las personas que ellos consideraron importantes. De paso me enteré de un montón de cosas que no conocía de ellos.
La separación de la banda no se dio en malos términos, más bien estuvo relacionada con un viaje de Andrés Martínez (guitarrista) al exterior.
Esto facilitó mucho que este trabajo fluyera de la manera más natural. La presentación de un corte preliminar del documental fue exhibido en RPM Records, allá charlamos y convenimos hacer la entrevista.
El documental, la nostalgia, los aprendizajes, las anécdotas. Todo eso afloró en nuestra charla.
