Por Manuel Estévez

El uso de personajes infantiles en el cine ha marcado un importante hito dentro del género del terror y la serie B.
Películas como Carrie o los Niños del maíz, incluso Chucky, han suscitado cierto temor por el lado oscuro de la niñez y su conexión con el mundo paranormal.
Tokio el inicio es una nueva película de terror colombiana que toma este concepto y lo amplifica a una suerte de slasher con jóvenes inconsecuentes, como establece el canon del género.
La historia
Tokio y Sofía viven en la distante finca Sin Aliento. Les acompaña Stella, su madre recién enviudada por segunda vez. Sus vecinas son una mujer misteriosa y con conocimientos en hechicería y Gloria, una mujer amable y solidaria que manifiesta todo el tiempo que no entiende cómo Sofía se fijó en Epifanio, el padre de Tokio.
Epifanio es un hombre posesivo y anticuado que oficia como brujo practicante de artes oscuras. Se dedicó en vida a coartar a su mujer y ejercer una influencia extraña sobre su hija.
Desde la muerte de su padre, Tokio ha tenido problemas para socializar y se ha convertido en una niña callada e introvertida preocupando a su maestra. También está Ramiro, pretendiente de Stella y objetivo del desagrado de Tokio.
El elenco se completa cuando un grupo de jóvenes citadinos quienes buscan a Epifanio para que prepare un maleficio en contra de una mujer que le quitó el novio a una de ellas.
La película tiene actores desconocidos. Es valioso en la medida en que puede generar un universo propio y al mismo tiempo le puede perjudicar el no tener caras conocidas. El trabajo actoral se siente disparejo, por ejemplo entre Sofía (la más destacada) y los visitantes de la ciudad.
La película
Técnicamente está bastante iluminada y tiene en general un buen trabajo de fotografía con planos interesantes y bien logrados. Evidencia y anuncia todo el tiempo y no da mucho lugar a suposiciones pues casi siempre las imágenes se anticipan a lo que va a suceder es una clara alusión a las películas de asesinos seriales de los 70 y 80.
En conclusión

Sin tener demasiada hemoglobina y violencia explícita nos regala una cuota importante de muertes chungas, aunque muy fortuitas. Mucha gente con problemas de equilibrio que vive tropezada en el campo.
La niña malevola y los giros de tuerca de las verdaderas naturaleza de los personajes están bien intencionados pero al guión le faltan más elementos creíbles y solidez. Es un género difícil. Asustar es tan complicado como hacer llorar o reír.
Es una película adecuada para amantes del cine gore de hace unas décadas. Tiene varios de sus elementos. su factor particular es esta mezcla de coming age aterrador y slasher. La búsqueda de un tono y seguramente el inicio de una saga, que ojalá mejore en nuevas entregas, es rescatable.
Martha Sandoval y Diego Espinosa construyen una historia con trasfondo de machismo malsano. Una reflexión de cómo las relaciones de pareja aún se ven marcadas por la dominación masculina.
En salas de cine colombianas actualmente.
