
Por Manuel Estévez
La película colombiana Un Poeta de Simón Mesa Soto (Medellín, 1986) es una reflexión sobre el arte, la pobreza, la precariedad, la banalización de la cultura y el elitismo académico.
El segundo largometraje de Mesa Soto involucra a actores naturales en una dura mirada social a la diferencia matizada por una negrísima comedia. Es cine social latinoamericano con una sutil mirada.
Un pasado brillante, un presente decadente
Oscar Restrepo (Ubeimar Ríos) es un decadente poeta con un pasado brillante. Ganó a los 24 años el Premio Nacional de Poesía y tuvo cierto reconocimiento. Con los años cae en el alcoholismo, su depresión aumenta y sus finanzas se desploman.
Es un padre ausente, rechazado por su gremio y mantenido económicamente por su familia.
Yurlady, carencia y espejo incómodo

Desesperado, se hace docente en un colegio donde conoce a Yurlady (Rebeca Andrade), una joven poetiza talentosa y que él considera tiene mérito para triunfar.
Se interesa con hacerla destacar como artista. La presenta con la sociedad cultural y le ayuda económicamente. Tal vez, en una sustitución emocional con su hija.
Todo se sale de control cuando los gestores culturales, familia y el mismo Óscar la convierten en un producto beneficioso. La niña cómo vehículo para obtener apoyos económicos o relevancia.
Óscar desciende a la precariedad cotidiana de la niña. Las apremiantes necesidades, deseos juveniles y cotidianidad de Yurlady, se enfrentan a un mundo de mentirosos, egos y un falso sentido de lo que es y no valioso.
Crítica y análisis de Un Poeta
El gran logro del director es sacar lo mejor de estos no actores, que se autorepresentan en muchos casos. Cuenta una historia muy sólida de un hombre que quiere hacer lo mejor pero su personalidad se lo impide.
Cámaras al hombro, luz natural y una impecable captura de sonido. Son características distintivas que a la vez generan un producto natural pero de buena calidad.
Un Poeta considera la manera cómo juzgamos a los diferentes. Hurga en los verdaderos intereses de las personas. Reflexiona en torno al punto de vista sobre la educación e intelectualidad que tienen las familias de las periferias.
Quizás no es una película para todo mundo. Su contexto es incómodo. Su humor es delicadamente descarnado. Cae por momentos en códigos intelectuales que quizás no todo mundo comprende.
Fue galardonada en el Festival de Cannes 2025 en la sección Una cierta mirada. También fue premiada en Biarritz y San Sebastián. Es una película apta para festivales pero no letárgica y contemplativa.
Ubeimar Ríos, profesor y gestor cultural, es un actor revelación. Sin buscarlo, ha recibido reconocimientos internacionales como actor.
Preguntas que me suscita
Me surgen preguntas muy íntimas. ¿Puede el arte realmente salvar a las personas? ¿Es el talento un vehículo para tener plenitud? ¿Existe el talento? ¿Podemos cambiar otras vidas?
Personalmente me agobia ver el mundo cambiar a una velocidad que no asimilo siempre. El no comprender del todo charlas de personas menores diez años. El ver detalles en el arte que a otros no le importan. El no actuar de la manera correcta. Mi propia lucha por no siempre esforzarme por lo importante. El ser un outsider en mi propio medio.
Suena la canción Corazón de poeta de Jeanette, ahí sé que conecto plenamente con Óscar Restrepo.
Película seleccionada por Colombia para los Globos de Oro y los Óscar. Actualmente en salas de cine colombianas.
