Por Manuel Estévez
@Sonoadicto

Mi abuelo Rafael Cardoso falleció en 1989. A mi tío John Elliott, un exmilitar recio pero burlón, le pareció importante que hiciéramos ese duelo de la manera correcta y nos regaló una película que mostraba el otro lado del otro lado. Esto para que lo asumieramos con mayor tranquilidad.
Así conocí Beetlejuice. La comedia de terror por excelencia de los 80s y la pieza fundamental que consagra a Tim Burton como un director visionario, de estilo único y capaz de convertir la oscuridad en belleza y humor.
36 años después, regresa con la segunda parte de la historia del súper fantasma, que por cierto, acepta que no es un fantasma sino un demonio, aunque tiene origen humano.
Beetlejuice es un exorcista de humanos que los fantasmas contratan para que estos indeseables seres sean expulsados de las casas que ellos habitan. Se inspira en estos vendedores ramplones de carros en Estados Unidos estereotipados de manera grotesca y que nunca dan al cliente lo que éste está buscando.
Michael Keaton es Beetlejuice. Es el actor que desencarna a este ser. No existiría de no ser por su dedicación y la interpretación única que hace de este poderoso ente que haría sonrojar a Deadpool.
Han pasado tres décadas y Beetlejuice sigue enamorado de Lydia Deetz (Winona Ryder). No pierde la esperanza de poder volver a verla y hacerla a su esposa.
Lydia ha pulido sus facultades como médium y ahora es una exitosa presentadora de televisión que indaga en lo paranormal. Es viuda y tiene una hija llamada Astrid (Jenna Ortega), quien es escéptica, tiene una mala relación con su madre y además sin saberlo, comparte sus dones.
A la par de Michael Keaton, Jenna Ortega se roba el show con su papel. Es una extraordinaria actriz que lo demuestra por si alguien le quedaba alguna duda. Sus movimientos, gestos y capacidades interpretativas sobresalen.

Catherine O’Hara, la déspota Delia de la primera película, consigue una actuación sólida. Su personaje evoluciona de una manera bastante opuesta a lo largo de la historia. Ella no sólo brindó su papel sino que además fue quien recomendó la canción de Harry Belafonte para la escena musical en la entrega original.
Un detalle incómodo es la presencia de Jeffrey Jones en fotos y animación. Este actor, quien representa al abuelo de Astrid, es un ofensor sexual y pederasta confeso y probado, quien desde comienzo de los 2000 ha sido apartado de la industria del cine. Seguramente tuvieron que hacer algún acuerdo económico porque tiene una una participación importante en la serie película.
Winona Ryder, ha perdido el brillo y más allá de que han pasado 36 años, parece que el otro mundo le hubiese robado su ángel. Se ha convertido en la mamá desequilibrada de Stranger Things.
La película cuenta con elementos interesantes como las ya citadas buenas actuaciones coma la estética de Tim Burton de forma clásica y una importante lección sobre la conexión entre padres e hijos y cómo no debemos olvidar que estamos conectados y nos merecemos respeto unos por otros.
Me llamó la atención la cantidad de chicos emos que había en la función. Gente joven que luego de tanto tiempo conecta con un personaje como este es realmente admirable y muestra cómo influenció la cultura popular.
La música
Danny Elfman regresa con la trepidante banda sonora. Este músico coma otrora líder de la banda Oingo Boingo en los 80, ha acompañado a Tim Burton a lo largo de casi toda su carrera. Hace todo lo suficiente para que no olvidemos la música de la versión original y al mismo tiempo incluye elementos nuevos.
La colección de canciones, incluye varios clásicos. El Oh Boat de Harry Belafonte, un abrazo a la eternidad para este capo, en esta oportunidad interpretado por un coro infantil, si me preguntan puro fan service.
En una escena delirante suena MacArthur Park en la voz de Jimmy Webb y bueno en la voz de todos. La verdad conocí esta canción por la versión de Weird Al Yankovic Jurassic Park y eso me divirtió aún más. También suenan artistas tipo folk rock o indie como Fleetwood Mac y otros que no alcancé a identificar.
Lo malo
Creo que un punto flojo de la película es el tono del humor. Se trata de actualizar pero no lo logra y tampoco es el de la película original. En ese aspecto queda en el limbo, valga la cacofonía con la historia.
La historia tiene un inicio difícil y siendo francos aburrido, poco a poco va engranando y mejorando en su narrativa. Se siente genérica de entrada.
No es claro si siguen o no la línea de la serie animada en la cual Lydia y el fantasma vivían aventuras y eran amigos. Al principio parece que sí y después queda en una incógnita si esta pertenece al canon de las películas o no.
El personaje de Justin Theroux, quién es el novio de Lydia, es desesperante. Delia era una madrastra fastidiosa pero divertida. Este sujeto parece sacado de las películas infantiles que presentan los canales nacionales por la mañana los sábados. Una caricatura insoportable sin ninguna virtud ni peso.
La forzada intervención de Mónica Bellucci como una supuesta villana que termina por ser totalmente intrascendente en la historia principal. Un papel escrito simplemente para la que la hermosísima novia de Tim Burton aparezca en la película.
Las conclusiones
Beetlejuice Beetlejuice, seguramente será la antesala para una tercera parte y no está mal. Cada quien tiene el derecho a hacer su trabajo como mejor le guste. Tim Burton no arruina ni prostituye la impronta de la de la serie. Permitió algunas ligeras modificaciones pero la esencia de la película se mantiene 100%.
Es una historia divertida, con movimiento y con una gama mucho más variada de personajes que la versión original. Incluso toma mucho el humor de las películas animadas como sobre todo en el personaje de Willem Dafoe, y esto la hace accesible también al público infantil.
El súper fantasma ha vuelto y espero que le haya ayudado a John Elliott hace dos años cuando fue a pedir su turno en la sala de espera del más allá. Este artículo va a la memoria de John Eldon Elliott, veterano de guerra y padre de familia. Veala en sala de cine en Colombia.
