Vidas pasadas, el juego matemático del destino

Por Manuel Estévez
@Sonoadicto

El cine oriental era un mito en los 90s, como casi toda la poca producción internacional que llegaba a nuestras salas en esa época. Películas contemplativas, que nos ilustraban costumbres o mitos y usualmente bellísimas en lo estético. Fueron los Wong Kar-wai, Takeshi Kitano o Kim Ki-Duk quienes tímidamente se asomaron. Hoy en día, y gracias también a la variedad de temas, se ha vuelto mucho más accesible para el gran público.

La joven directora, dramaturga y guionista Celine Song nos presenta Past Lives (Vidas pasadas). Un hermoso relato de amor correspondido pero de almas a destiempo. Cuando la vi, sentí de alguna manera una versión más modesta cinematográficamente de los desencuentros románticos en la poética In The Mood For Love de Kar-wai. También el elemento místico de El Hilo rojo de Takeshi Kitano, inspirada en unmei no akai ito, leyenda japonesa según la cual las almas gemelas permanecen atadas de por vida y están destinadas a conocerse sin importar cuánto tiempo pase o las dificultades que esto conlleve.

Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Teo Yoo) son una pareja de amigos coreanos que se conocen desde niños. Su relación llega hasta la adolescencia cuando Nora se va a vivir a Nueva York. Se han amado desde que se conocen, pero el destino, las actitudes o las aspiraciones personales han impedido que estén juntos. Ya en sus 30s Hae Sung viaja a Estados Unidos y pacta verse con Nora, quien está casada con Arthur (John Magaro), un colega escritor. Dando pie al triángulo amoroso más empático de la historia del cine.

Nora es una mujer segura, empoderada y bilingüe. Una dramaturga, inmigrante en EU que se ha abierto un camino en su campo laboral. Ha formado una relación estable. Hae Sung es un nerd inconstante, tradicionalista y más bien desordenado. No ha conformado una pareja estable y ve la vida de Nora como algo ajeno y desconocido.

La expresión coreana in-yun traduce destino o providencia. Las parejas que logran estar juntas es porque han logrado intentarlo 800 veces. El destino, tanto en Corea o en occidente, es algo que llega y se puede así mismo ir. El juego del universo logra unir a dos personas en cualquiera de sus reencarnaciones. Simplemente cuando deba ser.

La banda sonora de Christopher Bear y Daniel Rossen navega entre una inevitable evocación a la nostalgia. Es una mezcla sofisticada de sonidos jazz y momentos folk. El piano como eje temático y percusiones muy suaves que acompañan desde la profundidad de la mezcla. La canción In-yun es un despertar bello con órgano y musicalización oriental. Además incluye en la colección Stay de Cat Power (otro guiño a Kar-wai), Quiet Eyes de Sharon Van Etten y Hey, That’s no Way to Say Goodbye de Leonard Cohen.

Lo más encantador de Vidas Pasadas es su tono melancólico y la manera como conectamos con los personajes. Además de romances irresolutos está plagado nuestro prontuario amoroso. La directora se toma el tiempo necesario para desarrollar esta historia semibiográfica entre Seúl y Nueva York. Una historia tangible y cercana llevaba a cabo con cuidado y magia.

Es una de las películas mas bellas que nos regala el 2023. Poderosa, simbólica, realista dentro de su mística, una destacada carta de presentación para Celine Song, apoyada en un maravilloso trabajo actoral de la bellísima Greta Lee. ¿Tenemos que actuar de cierta manera aceptada por otros? ¿somos peones de un destino caprichoso? ¿Nuestros verdaderos amores nos cuestan vidas y dolores?

Agradecimientos a A24.

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