El dia que matamos al grunge

Por Manuel Estévez

@Sonoadicto

El 5 de abril se conmemoran dos fallecimientos importantes en la historia musical. Hace 30 años fallece Kurt Cobain (Nirvana). Hace 22, Layne Staley (Alice In Chains). Dos muertes tan injustas como cantadas y sobre todo prevenibles. Dos muchachos talentosos de clase media baja que habían tocado el cielo con la última ola de rock original verdaderamente popular y generacional.

Aunque corporativo en su difusión, el grunge fue un nombre que en su momento aglutinó todo lo que sonaba alternativo. Fue la reacción natural de finales de los 80s a la música glam rock, de la cual curiosamente venía Staley. Un movimiento masivo que puso en el mapa musical a Seattle y que aglutina a jóvenes rockeros que también eran capaces de escuchar rap, soul y poesía. Además con ideales progresistas de cambio, apoyo a las minorías y alejamiento del estatus clásicos del rockstar. Estos ‘Hippies canadienses’, se mimetizan con su público y lo hacen sentir una gran familia.

Kurt es un poeta moderno de su generación. Logra contar su vida y conectar con la de millones de muchachos. Como músico es un cantante afinado a pesar de los estridentes gritos que emite. Como guitarrista hizo cundir el pánico entre los virtuosos. Muy sencillo pero con buen tono. Fue la segunda vez, tras el punk en los 70s que la gente supo que no había que ser un dios de la música para formar una banda.

Layne Staley es uno de los mejores cantantes de la historia del rock. Su potente voz se escucha en los ensayos a la par que la que proviene de los amplificadores. Letrista pesimista, muy duro consigo mismo, siempre buscando aceptación y sobreviviente. Al encontrarse con Jerry Cantrell en AIC es magia, como si Simon & Garfunkel y Black Sabbath procrearan un grupo. Would?, uno de sus grandes exitos, está dedicado, según decía Mike Starr, en vida a Cobain.

Ambos participan en los unplugged de MTV. Cobain regresa a sus raíces y toca cover de artistas influyentes. La decoración con velas y todos vestidos de saquito para retomar la identificación del público. La sesión de AIC es devastadora. Layne se podía haber muerto tras finalizar cada canción. Lucía como un zombie, fruto de un estado casi cataléptico. Me quedo por siempre con la oscuridad del segundo vs la falsa alegría y puesta en escena de bar de vino caliente de la primera.

La última persona famosa en ver a Cobain vivo es Duff Makagan, oriundo de Seattle y quien por casualidad había terminado en la escena californiana con Guns n Roses. Denota cierta amargura porque nunca insistió mucho para cumplir una cita que se pusieron y luego de enteró del suicidio del artista.

Mike Starr, fallecido exbajista de AIC, visitó a Staley, quien sorprendentemente lo atiende. Lo ve muy mal pero solo lo consuela un poco y se va. Hasta sus últimos días lamenta no haber pedido ayuda. La muerte de Layne se descubre porque sus cuentas bancarias se paralizan y al forzar la puerta lo encuentran tras varios días de fallecido. Tanto Kurt como Layne murieron solos, nadie hizo nada.

El estereotipo de músico grunge es de un marginal. Un clase media baja ataviado de camisa a cuadros, botas de trabajo, jean roto; no debe oler tan a bueno; muy serio arriba de la tarima y con decepción del sistema, claro acompañada de tintes depresivos. Lo que hace honesto a este movimiento es que surgió como una necesidad de expresión y fue comercializado, no al revés. Es la respuesta a una pregunta que el público hacia. El llamado postgrunge, si resulta una calamidad musical de camisas brillantes, artistas banales y rock chistosito.

Layne y Cobain mueren en la misma fecha, pero de los grandes vocalistas masculinos del grunge de los 90s solo sobreviven Eddie Veeder que nunca fue tan triste y Billy Corgan, que juega al emo pero su ego lo saca a flote. El movimiento tiene los mártires que la industria necesita, hombres consumidos por la oscuridad, la imprevista fama y las drogas a las que tienen acceso con sus pequeñas fortunas. Cobain fallece con 50 millones en sus cuenta, a la fecha de hoy la marca Nirvana esta avalada en 250 millones de verdes. Layne tenía modestos 5 millones, mucho, teniendo en cuenta que gastaba cerca de 200 dólares diarios en heroína.

A todos convienen estas muertes. La industria voraz necesita a un Kurt más desatado y consumido por el divismo y narcisismo que exhibe en el video de Heart Shape Box. Así mismo, un Layne más deprimido y sumido en las drogas. Cuadros congruentes de transtorno afectivo bipolar en el primero y trastorno mixto en el segundo. Pero a quienes beben de estas estrellas no les importa demasiado. La locura y tristeza son interesantes hasta que rozan con la decadencia y la degradación.

Para mí el primer artista grunge es Jimi Hendrix, oriundo de Seattle y que falleció en extrañas circunstancias. Un tipo retraído y con actitud bestial en escena. También se detecta cierta tristeza en sus ojos. Esa tristeza que ha sido el leiv motif de la música comercial desde los 90. En ocasiones el rock mas intelectual o la musica de despecho son genuinos desmotivantes para sus escuchas, claro, si nos los tomamos en serio.

Una vez vi a Robi Draco contando sobre como si actualmente un artista tiene problemas mentales o de drogas lo echan de la disquera antes la disquera les pagaba la rehabilitación y que siguieran produciendo. ¿Profesionalización o precarizacion?

La vida y muerte de estos genios es el motor de nuestra generación que al igual que ellos padece desesperanza y no termina de hallar un lugar en la vida adulta. Esperamos que algo extraordinario suceda pero nada pasa. Y así se va el tiempo. Soy paciente de trastorno mixto y esto es liberador de escribir, pero no me exonera de haber ser culpable de la muerte del grunge.

Jerry Cantrell dedicó el gran disco Degradation Trip a la memoria de Layne.

Red Hot Chilli Peppers, la bella canción Dossed a la de Kurt.

Deja un comentario