Por Ramón Plata

La versión 63 del Festival Internacional de Cine de Cartagena inició con grandes expectativas al tener como eje central, los espacios para las obras creadas por nuevas realizadoras y directoras nacionales e internacionales.

La película encargada de iniciar el Festival fue La Piel en Primavera, una coproducción colombo – chilena ópera prima de la cineasta paisa Yennifer Uribe Alzate, generó gran impacto y un cúmulo de sensaciones y sentimientos entre el público asistente en el imponente teatro Adolfo Mejía.

Sandra, la protagonista de la historia, es una madre soltera quien está iniciando un nuevo trabajo como guardia de seguridad de un centro comercial. Cada día Sandra debe enfrentarse a una ciudad caótica, a la lucha con la rebeldía propia de un hijo adolescente, a sobrevivir con un salario que apenas alcanza para pagar a cuotas algunos “lujos”.

Todos estos retos llevan a que Sandra se redescubra como mujer, como amante, como madre y como amiga, mediante la auto aceptación y con el imperativo objetivo de recuperar el tiempo perdido.

Esta historia, rodada en Medellín durante época de pandemia, nos muestra una construcción muy elocuente entre la sutileza y fuerza de la imagen poética, el espacio y el sonido; combinación que estimula a los espectadores y generan una fuerte conexión con Sandra, con sus amigas y con las pruebas que debe superar una mujer ávida por volver a sentirse bella, amada… por volver a sentirse viva.

La directora Yennifer Uribe resalta que su inspiración llegó a través de la intención de narrar lo que ocurre en los No – Lugares como un bus, un baño de un centro comercial o en cualquier esquina de una ciudad que devora a sus habitantes sin piedad alguna. La piel en primavera es una muy buena producción que resalta el poder narrativo y la visión artística femenina como punta de lanza de una nueva generación del cine colombiano.