The Bends, 29 años del disco que definió a Radiohead

Por Manuel Estévez

@sonoadicto

Cada banda era un género musical en sí en los 90s. La música alternativa afloraba como el nuevo pop y enterraba los vestigios del rock clásico. Era común conocer un artista nuevo casi que a diario y la industria se dio cuenta de esta hambre y nos dio lo que queríamos: tipos cada vez más raros.

Una tarde, encendí el televisor y vi a un pequeño rubio oxigenado con un párpado caído qué más que cantar se lamentaba porque no era nadie. Me llamó mucho la atención que aunque la canción era suave tenía poderosos riffs de guitarra distorsionados.

Creep fue el inicio de todo. Junto a Smell Like Teen Spirit y Wonderwall se convirtió en un himno de los 90. Un momento dark para oficinistas de todo el mundo, un llamado a sentir lástima de sí mismo. Lo cual se capitalizaría muy bien en la década siguiente cuando la tristeza reinó en la música pero como dicen los narradores de cuentos, eso es otra historia.

Radiohead se asentó con esta canción en la historia del rock. Hace unos años conversando con Phil Vinall, productor de la canción, me decía que a pesar de haber trabajado con Placebo, Black Sabbath y ser el constructor del sonido de Zoé aún tenía como mayor fuente de ingreso el haber trabajado esta canción.

Por estos días, más exactamente el 13 de marzo, se celebran los 29 años de lanzamiento del segundo disco de Radiohead. The Bends demostró que esta banda era mucho más que su radiado sencillo. Es uno de los mejores discos de los 90, trae cuatro sencillos icónicos, su ingeniería es atrevida, la experimentación de sus guitarras influyó a varias generaciones de artistas, sus videos fueron obras de arte y sus letras nos cuestionaron la existencia, el consumismo, la soledad y fueron mucho más allá que decir que simplemente «Soy un bicho».

El productor musical Nigel Godrich fue el encargado de conducir este trabajo. La banda estaba desesperada por dejar de ser conocidos exclusivamente por Creep, y adelantaron un EP del sencillo My Iron lung. The Bends logra acentuar definitivamente el vocabulario de acordes y las armonías que harían famosos a Radiohead como una agrupación, que aunque oscura se antoja bastante agradable al oído. Las texturas de las guitarras, la mezcla llena estática y los constantes juegos musicales elaborados pero de apariencia simple se convirten en marcas de autor para este álbum.

El disco abre con la densa pero melódica Planet Telex. Un tándem de guitarras, la rítmica mantiene un trémolo exagerado (sello Radiohead) mientras la líder busca sonoridades experimentales. No fue lanzada como sencillo, sin embargo es muy reconocida justamente por ser la pieza inaugural de esta obra sonora. Sus estrofas resulta muy pegajosas al punto de dejarlo a uno tarareando por varios días y su coro muy contenido y pausado nos muestra una armonía bastante bonita y en el fondo pop.

Continúa con la canción homónima al disco. The Bends siempre me ha recordado al tema que le daba nombre al proyecto Tin Machine de Bowie. Es una canción que reflexiona sobre la amistad, las relaciones de pareja, en un despliegue de distorsión y guitarras rockeras muy poderoso. Sus entradas y salidas del cuatro cuartos hace de esta una canción nada sencilla. Thom Yorke hace gala de un histrionismo desbordado y visceral mezclado con algo de ira. «My baby got the bends. We don’t have any real friends«.

Continúa High n Dry, el sencillo más conocido del álbum. Se estrenó como lado b de My Iron Lung. Es la canción más enraizada en la cultura popular de todo el trabajo. Tuvo dos videos, ambos grabados en California, uno en un café, otro grabado en blanco y negro en el desierto. La larga modulación de Yorke en el coro lo hace sumamente reconocible y pegadiza.

Aún no sabemos cuál era la frase o palabra que motivaba a las personas a tirarse al suelo en el video de la canción Just. Este gran sencillo comenzaba con unas guitarras rasgadas y luego pasado a una armonía y licks de guitarra jazzeros. Termina en un holocausto sonoro muy disonante. Gran canción y gran video.

Una maravillosa combinación de lo muy acústico y lo muy eléctrico es el juego primordial de la canción Fake Plastic Trees. Una hermosa reflexión sobre el consumismo, quizás mi canción favorita del disco y posiblemente de la carrera de Radiohead. Acordes en guitarra acústica muy sencillos, juegan con LA y RE y algunas simples variaciones. Una melodía en la voz nostálgica. Una canción en crescendo permanente que nos lleva a un lugar muy poderoso. La acompaña un videoclip pop lleno de colores y gabinetes vacíos en un supermercado británico dirigido por Jake Scott. Al final cierra con un órgano de iglesia y un sintetizador que le dan una textura muy bonita.

La canción Bones es quizás una de las más convencionales del disco. Podría ser un sencillo de REM. La oscuridad la brinda en gran medida la voz de Thom Yorke y la letra particular, una suerte de adagio popular. El coro, si bien tiene la misma estructura de cualquier canción rock pop de la época, pero bastante saturado de efectos y eso le da el toque Radiohead.

Continúa Nice Dream una canción casi de cuna, que se siente inspirada en los sencillos de The Smiths. Una progresión sencilla acordes ayúdame melodía muy bonita e inocente en la voz el tono. La atmósfera la generan los músicos alrededor de composiciones simples pero bien estructuradas. Sonoridades disonantes según la necesidad y al mismo tiempo combinaciones que generan armonías bastante deleitables para el público.

Si bien My Iron Lung fue usada como un adelanto del disco nunca se lanzó oficialmente como sencillo ni se le hizo un videoclip. Es mi segunda canción favorita del álbum. Arpegio con un vibrato tan saturado que por momentos da la sensación de salirse de la armonía y que sirve como división entre estas frases que hablan sobre la depresión, la falta de aire. Muchas veces podemos tener ese pulmón de hierro que no nos permite respirar, no se expande lo suficiente. Podríamos pensar que es un sencillo para los fans que creo que encuentran en él una canción completamente identificable con la carrera posterior de la banda y además con una fuerza en las guitarras bastante notoria.

Nos tocan el interior y nos hace sentir frágiles con Bulletproof I Wish I Was punto una sencillísima y muy sentida composición en la cual Thom se cuestiona sobre su propia mortalidad, la durabilidad de su cuerpo y nos regala un arpegio bello a cargo de Johnny Greenwood. Otra muestra más de que debajo de tantas capas de sonido hay corazón y hay la inspiración de bandas de los años de bandas inglesas de los años 60s 70s y 80s. Canciones sencillas pero que han sabido ser escritas como piezas individuales y no como una gran masa de música.

La canción Black Star parece de cierta manera como una respuesta a The Bends pues inicia similar pero en vez de seguir el lado de la fuerza y la distorsión se va hacia una melodía muy bonita y un gran trabajo de batería muy definida. Una composición sobre la condición humana, las distancias que tomamos debido a la cotidianidad (parece que ya existía en 1995).

Quizás ni Jonathan Glazer dimensionó el gran video que estaba haciendo cuando empezó a trabajar en la producción del clip para Street Spirit. Canción que cierra el disco de una manera más magistral punto es imposible escuchar la canción y no ligarla con ese maravilloso trabajo en blanco y negro y cámara lenta, mágia y oscuridad. Una pieza audiovisual enclavada en la historia de la música rock y pop. Podría ser quizás la intensa progresión más famosa de la historia de los 90.

29 años después, Thom York y sus compañeros se han separado. Están tomando una un descanso de tantos años de carrera que han estado permeados por proyectos solistas y otras agrupaciones conformadas por los miembros. Yorke lidera la popular banda Smile, Jonny Greenwood se ha convertido en el músico favorito del director Paul Thomas Anderson para musicalizar sus películas, su hermano Colin está trabajando como bajista de Nick Cave, el baterista Phil Selway se ha convertido en un pianista y poeta de la noche a la mañana (su Tiny desk es bellísimo) y Ed O’Brian ha continuado trabajando como solista. No son los mismos para nada. No han dejado de explorar, están girados a la electrónica, a buscar texturas, sin olvidar la guitarras. Ha sido un avance importante en el desarrollo del instrumento su uso como también pieza sonora.

La portada es un maniquí de reanimación que fue fotografiado en un televisor por el artista Stanley Donwood (dice el mito que es el mismo Thom, pero hay pruebas de su existencia). The Bends es la embolia gaseosa que afecta a los buzos, también son las curvas que nos llevan por esa existencia. Hoy en día Muchos fans hablan de Ok Computer o Kid A pero de no ser por este disco, su arrojo, su fuerza y todos los detalles que fueron tan cuidados en su concepción, seguirían cantando soy un bicho.

Uno de los 10 mejores discos de los años 90. Un compilado de Fugazi, David Bowie, Talking Heads, The Beatles y otros artistas que taladraron sus oídos para crear este estilo propio. El disco favorito de casi todos los que no somos fans enloquecidos de Radiohead.

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